martes, 8 de abril de 2025

Ferrocarriles Vascos: estrategia de País o caos social

            Hace unos meses Enric Juliana Director de la Vanguardia publicó un excelente artículo titulado “Expreso de Media Noche” con el antetítulo “Trenes y Política” en el que analizaba el porqué de las decisiones de algunos países en la paralización de proyectos que un espectador independiente consideraría prioritarios. El autor explicaba cómo detrás de estas decisiones se encuentran estrategias de desarrollo económico y competitividad de unos países que chocan con las de otros que se sienten perjudicados por las mismas. Así en el artículo ponía de manifiesto los motivos de Portugal para no desarrollar su AVE con Madrid y priorizar su conexión con Vigo o las causas por las que Francia impide que su red de AVE se desarrolle hasta su frontera sur. También me llamó la atención una frase en la que afirmaba que “Padecer averías cada dos por tres en los trenes de cercanías puede acabar provocando un motín”. Por ello me ha parecido interesante aportar mi visión sobre la incidencia que decisiones políticas tendrán o están teniendo en el Ferrocarril de Euzkadi Sur o en el transporte en general.

            Sin duda, una de las cuestiones más importantes a decidir en el corto plazo es determinar el punto de conexión la denominada “Y vasca” con Navarra. Decidir si se hace por Ezkio o por Vitoria-Gasteiz. Y eso, aunque nos lo intenten vender como una decisión soportada en números, es sin duda una decisión política. Del resultado de los estudios que se están realizando en la actualidad se determinarán el coste de los túneles para la opción de Ezkio. No sorprenderá a nadie que indiquen un sobrecosto en comparación con sobre la opción Gasteiz. Seguro que enseguida alguien apuntará que en los Presupuestos no hay consignación presupuestaria suficiente para cubrir la diferencia y que, por lo tanto, la opción más eficiente es la de Gasteiz. Muy pocos repararán en que los ahorros de tiempo que supone la opción de Ezkio no dejan de ser ahorros de dinero de quienes viajen en el TAV vasco del futuro o ahorros de coste para las mercancías que desde los puertos de Bilbao o Pasajes tengan como destino Iruña o su entorno, o viceversa. Y eso a lo largo de los años en que esté en funcionamiento la infraestructura supone mucho dinero, aunque no se contabilice en las cuentas públicas. Lo que sin duda tampoco se contabiliza en las cuentas públicas es la voluntad política de cohesionar un País, hoy dividido en tres. O de profundizar en esa división, no vaya a ser que en el futuro los ciudadanos de ese País decidamos reivindicar algo más que un Nuevo Estatus. Es por tanto hora de que, como me indicó un amigo navarro, dejemos de hablar de “Y vasca” y empecemos a hablar de “X vasca”. Con todas las consecuencias. Sería lamentable que los partidos abertzales dejasen en las “manos técnicas” del Ministerio correspondiente la solución definitiva de este asunto y renunciasen a estructurar nuestro País. Y parece que ese es el camino que llevan.

            El pasado 1 de enero la Euzkadi institucional ha asumido la competencia de los trenes de cercanías. Una competencia que, en lo que a servicio se refiere seguirá dependiendo de RENFE (Red Nacional de Ferrocarriles Españoles) y no de Eusko Trenbideak-Ferrocarriles Vascos, complicando un poquitín más el marco de prestaciones de servicios y competencias de este País que en su día traté de explicar en el artículo ¿Quién conduce el transporte público de Bizkaia? Sin embargo, más allá del logro político de la transferencia o de quién sea la empresa que transitoriamente preste el servicio, lo verdaderamente importante en estos momentos es que los responsables institucionales vascos tienen en sus manos las competencias de todo el transporte de cercanías de viajeros, tanto en ferrocarril como por carretera, y que de una gestión eficaz y eficiente de dicha competencia depende el bienestar de los muchos ciudadanos que utilizamos a diario el transporte público.

            Es obvio que el material móvil actual de la línea que une Bilbao con Orduña no es precisamente de última generación y que los estándares de puntualidad y fiabilidad dicho servicio son noticia prácticamente todas las semanas no precisamente por su calidad. Tampoco parece que la línea C1 de cercanías en Gipuzkoa sea la panacea en cumplimiento de horarios. En consecuencia, al menos estos servicios recién transferidos requerirán de un importante refuerzo en las dotaciones presupuestarias que se asignen desde el Gobierno Vasco. Como lo requerirá el aumento de frecuencias prometido por la Consejera para los servicios que FEVE presta en Enkarterri, o las nuevas líneas para conectar Gasteiz con Miranda o Alsasua. O las subvenciones por gratuidad a los menores de 12 años recientemente aprobadas para fomentar el uso del transporte público. O los importes que pueda suponer la ampliación de esa gratuidad hasta los 14 años a cambio de reducir la bonificación general existente en la actualidad como la Autoridad del Transporte de Euskadi ha aprobado hace unos días.

Todas esas dotaciones deberán salir del mismo presupuesto, del que también sale el 50% de la financiación del Consorcio de Transportes de Bizkaia propietario del 100% de Metro Bilbao. Una institución que ya va tarde, muy tarde, en la renovación de las unidades ferroviarias que prestan este servicio público y la mejora de otros elementos accesorios a su actividad diaria que, cada vez con mayor frecuencia, sufren averías que impactan tanto en la calidad del servicio en sus estaciones, como en su puntualidad y fiabilidad, hasta no hace mucho tiempo “infalibles”.

            No soy yo quien afirma que se va con retraso. Cualquier persona que se acerque los datos aportados por las instituciones puede llegar fácilmente a la misma conclusión. El 16 de octubre pasado acabó el plazo de presentación de ofertas para el “Servicio para la definición de necesidades de nuevas Unidades de Transporte, Puesto de Mando Central y sistema de señalización para el Ferrocarril Metropolitano de Bilbao” licitado por el Consorcio de Transportes de Bizkaia”. El mencionado contrato constaba de 3 lotes, siendo el más relevante a los efectos de este artículo el Lote 1 “Asistencia técnica para la definición de necesidades de nuevas UTs para el FMB y redacción de pliegos de licitación” dotado con un presupuesto estimado de 1.695.210€ y un plazo de ejecución de 48 meses. Sí, 48 meses para la redacción de unos pliegos para contratar las nuevas unidades de metro.

Según se ha publicado con fecha 10 de marzo en la Plataforma de Contratación Pública de Euskadi, ese Lote 1 se ha adjudicado a IDOM CONSULTING, ENGINEERING, ARCHITECTURE, S.A.U. por un precio de 1.356.168€, inferior al de licitación, pero con los mismos 48 meses de plazo para redactar los pliegos. En consecuencia, no se podrá iniciar la contratación de las nuevas Unidades de Transporte de Metro hasta marzo de 2029 y a partir de ahí, tras la correspondiente licitación se conocerá qué empresa será la encargada de su fabricación y en qué plazos. Por lo tanto, y como pronto, antes de 2030 no podremos ver en nuestras estaciones las unidades de metro que sustituyan a las que entraron en funcionamiento puntualmente “el 11 del 11 a las 11” en el año 1995 y que, consecuentemente verán incrementada, como mínimo, su “vida laboral” en 5 años sobre los 30 inicialmente programados. Cinco años con incremento de las probabilidades de averías, retrasos y/o cortes del servicio por no haberse iniciado a tiempo el proceso de sustitución de las actuales unidades. Dicho de otro modo, 35 años para renovar una flota cuando desde que se decisión crear el Consorcio de Transportes de Vizcaya (entonces con “v”, “c” e “y”) hasta las “11 del 11 a las 11” sólo pasaron 20 años. Falta de previsión evidente.

            Mientras tanto, la entrada en vigor de la Zonas de Bajas Emisiones en Bilbao o las subvenciones al transporte público, incluida la mencionada gratuidad a los menores de 12 años, están haciendo crecer la demanda, con lo que cualquier pequeña avería provoca que cada vez sean mayores los momentos en los que los ciudadanos vayamos como sardinas en lata en los coches del metro o del transporte en general. Como lo va a provocar el cambio de vías entre las estaciones de Erandio y Lutxana que el Consorcio ha anunciado la pasada semana en un nuevo episodio de falta de planificación y programación. ¿De verdad que ese tramo va a tardar en sustituirse 18 meses? Entonces, ¿cuánto tiempo tardaría en sustituirse la totalidad de la longitud ferroviaria del metro? ¿Se puede tener a una infraestructura vital para el transporte en el entorno metropolitano de Bilbao en permanente incertidumbre sobre la vulnerabilidad de su servicio y fiabilidad de sus horarios?

Por ello, se acentúa la necesidad de que se aborden en el transporte público decisiones tendentes a que no se aumente el deterioro de nuestros ferrocarriles. Decisiones que pasan ineludiblemente porque cada institución centre sus esfuerzos en aquello que es prioritario y que es de su competencia. En el mantenimiento de las infraestructuras existentes antes de invertir en proyectos sin rentabilidad social. Por ejemplo, no tiene sentido que la Diputación Foral de Bizkaia esté aportando el 50% de financiación para líneas de ferrocarril de Eusko-Trenbideak mal llamadas “metro”. Metro sólo son la línea 1 y 2 gestionadas por Metro Bilbao S.A. propiedad 100% del Consorcio de Transportes de Bizkaia al que la Diputación debe financiar por Ley en un 25%, habiendo asumido para sí el 25% que corresponde a los Ayuntamientos consorciados. El resto, las denominadas líneas 3, 5 o 27 son competencia del Gobierno Vasco y por tanto la Diputación no debiera aportar recursos a dichos fines y dedicar el dinero que ahora dedica a ello a abonar por adelantado sus obligaciones en el Consorcio si con ello pudiera acelerar las inversiones en las líneas que debiendo financiar tienen problemas de inversión en infraestructuras. Y si no, a Bizkaibus que, dicho sea de paso, acaba de prorrogar sus concesiones manteniendo una flota que también está al límite de su vida útil con lo que sus problemas también irán en aumento a no mucho tardar.

            Siguiendo con las decisiones, el Gobierno Vasco debiera abandonar estudios y proyectos tan llamativos como despilfarradores. Como el tranvía de Zorrozaurre, cuyo servicio debería ser cubierto por el Ayuntamiento de Bilbao, competente en trasporte urbano, mediante de autobuses de Bilbobus con menos impacto territorial y de un modo más económico y eficiente. O el “metro” al aeropuerto, un proyecto que lleva no se sabe cuántos informes y cuyos estudios de demanda que distan mucho de avalar la implantación de un servicio eficiente, aunque como se hizo durante muchos años con el tranvía a la UPV, se siga erre que erre manifestando lo contrario en público a mayor loa populista del responsable de turno y beneficio de la correspondiente consultora.

            En resumen, los ferrocarriles y el transporte en general son elementos estructuradores de un País e inciden en la calidad de vida de sus ciudadanos. Euzkadi no puede dejar en manos ajenas las decisiones de estructuración a futuro de nuestro País y su relación con el exterior, como tampoco puede dejar de invertir en las infraestructuras y vehículos necesarios para que su movilidad interna, sobre todo las de cercanías, sea lo más ágil y eficiente posible y mantenga los estándares de calidad que han caracterizado hasta la fecha los servicios públicos gestionados por las distintas autoridades vascas. Ya no hay ningún servicio que dependa de las autoridades españolas. No dejemos que, como se decía en el artículo de Juliana, se padezcan averías cada dos por tres y esto pueda acabar en motín.

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