Mi
primera intención fue titular este artículo “Metritis y Aeropuertitis”. Pero,
cuando hablamos de inversión pública y son muchos los millones de euros que
están en juego, creo que es mejor no andar con rodeos y decir claramente lo que
se piensa.
Efectivamente,
hay mucha parte de la opinión pública localista que sufre de “aeropuertitis”. Es decir, de la “enfermedad” de proponer la
construcción/ampliación de aeropuertos sin tener en cuenta las necesidades
reales la población que teóricamente se vería beneficiada de la nueva infraestructura.
Ni mucho menos aún, el coste que para las arcas públicas entraña la propuesta.
En un arco de, aproximadamente, 150 Kilómetros de Bilbao existen en la
actualidad 8 aeropuertos de mayor o menor tamaño: Santander, Burgos, Logroño,
Foronda, Hondarribia, Noain, Biarritz y Bilbao. Puedo decir que, por lo menos
en relación a 5 de ellos, he oído en alguna ocasión a grupos de interés o
instituciones públicas proponiendo la potenciación de su aeropuerto más cercano
mediante la realización de inversiones para su ampliación o la subvención a
compañías de bajo coste para que aterrizasen en sus pistas, sin valorar
realmente el coste/beneficio de tales medidas. Fuera de este entorno se han
dado auténticos despilfarros en inversiones en aeropuertos, baste recordar la
cabezonería del aeropuerto de Castellón, o del de Lleida. O la pretensión, ya
comentada en este blog, de quien en 2009 era Alcaldesa de Cáceres (95.855
habitantes) de que su ciudad necesitaba un aeropuerto. Por no hablar de las
subvenciones Ryanair, en este caso también en Euskadi. Pero, parece que nadie
escarmienta en cabeza ajena.
En julio del
año pasado Bilbo Air propuso abordar la ampliación del aeropuerto ante el
aumento de pasajeros del aeródromo bilbaíno. Un año después, en el mes de julio
de este año, ha batido su récord mensual al sobrepasar los 500.000 pasajeros,
lo que suponía poner la cifra de los últimos doce meses en 4.476.199, también de
récord y cercana, según algunos, a los 5 millones de pasajeros para los que se
planteó la construcción de la nueva terminal inaugurada en el año 2000. Aun
así, si el AVE llega a Bilbao, creo que habría que analizar con sumo cuidado
dicha ampliación y en cualquier caso, dejarla por debajo de la propuesta de
ampliación hasta 8 millones de pasajeros, con un coste de 114 millones de euros,
que en 2009 anunciaron el Ministerio de Fomento y AENA y que por la crisis
económica se metió en el cajón. El propio Enrique Urquijo, exgerente de Metro
Bilbao, realizó unas declaraciones al Diario
Vasco en 2010 desde su puesto de Director General de Viajeros de Renfe en
las que vaticinaba que el AVE podría hacerse con un 80% del mercado del avión
en los trayectos a Madrid. Eso con las cifras actuales supondría una “mordida”
de unos 580.000 viajeros al año.
Pero, en algunos sitios de Bizkaia, el índice de “metritis” supera al de “aeropuertitis”. Quedan ya lejos los días en los que con el metro
en proyecto había voces que aseguraban que lo de Bilbao no sería un “metro”,
sino un “centímetro”. De ahí hemos pasado a posiciones en las que se reclama
que no se puede viajar un “centímetro” sin usar otro medio de transporte que no
sea el Metro. Y así se dan paradojas como la del barrio bilbaíno de Rekalde para
el que estaba proyectada la mejora de su movilidad en base a la prolongación
del tranvía y ante la “metritis” de
diversas asociaciones vecinales, con el apoyo electoralista y populista de
varios partidos políticos, se paró dicho proyecto. Resultado: hoy no disponen
de tranvía y el metro tendrá que esperar todavía muchos años.
El problema, sin duda, es más grave cuando los
afectados por la “metritis” son
responsables en materia de transportes en el Gobierno Vasco. El pasado domingo
18 de septiembre, el diario DEIA de hacía eco de una información bajo el título
“El
Gobierno vasco activa el proyecto de metro entre Bilbao y el aeropuerto” según
la cual “el Ejecutivo vasco quiere resolver una asignatura pendiente en su red
de conexiones territoriales y mejorar el transporte a La Paloma incorporando el metropolitano como ocurre en casi todas
las ciudades con aeropuertos de importancia”.
La
información, que no incluía cifra de coste alguna, mencionaba que dicha
operación retomaba los datos de un estudio realizado en 2005 en el que se
estimaba que serían necesarios 5 millones de pasajeros para hacer rentable la
línea ferroviaria hasta el aeropuerto. Una línea que aprovecharía la línea 3
del metro y con 4 estaciones más conectaría el Casco Viejo con la terminal de
Loiu, en un recorrido de 15 minutos de duración. El último tramo, el que
enlazaría con el aeropuerto, tendría una longitud de 2,4 kilómetros y discurriría
íntegramente soterrado.
No es la primera vez que me manifiesto por escrito
en contra de esta infraestructura. Ya lo hice a principios de 2007 cuando
realicé mis aportaciones a un proyecto liderado por el Bizkai Buru Batzar del
PNV bajo el título de Bizkaia 2015. La argumentación que utilicé entonces es la
misma que expongo de nuevo ahora, con los datos debidamente actualizados.
Como he mencionado anteriormente, la llegada del AVE
a Bilbao, prevista supuestamente para 2019, volvería a situar lejos de los 5
millones el número de viajeros del aeropuerto bilbaíno (umbral de rentabilidad
según Eusko Trenbide Sarea) y, paradójicamente, colocaría la cifra a día de hoy
en unos 3,8 millones de viajeros, similar a la que se dio en 2005 cuando, según
la información de DEIA, se desaconsejó acometer el proyecto “ya que el volumen de viajeros se situaba en
una cifra escasa para hacer rentable una línea de ferrocarril hasta el
aeródromo”. Pero resulta que la red de transporte de Bizkaia es algo más
que la red de ferrocarril. Aunque ésta sea la única en la que es competente el
Gobierno Vasco. También forman parte de la red de transporte los taxis y, sobre
todo, los autobuses. Los de Bizkaibus para conectarse con Bilbao y los de
Lurraldebus que sirven a los pasajeros procedentes de Gipuzkoa. Hay que tener
en cuenta que en 2008 sólo el 40% de los pasajeros del aeropuerto tenía como
origen/destino Bilbao, cifra que se elevaba hasta el 63% si hablábamos del
territorio de Bizkaia. Donosti suponía entonces el 11,5% y el conjunto de
Gipuzkoa el 18,5%.
En la actualidad, la línea de Bizkaibus ya permite conectar
a los viajeros del avión con la Plaza Elíptica, pleno centro de Bilbao, en 15
minutos. Y en 25 minutos con otros destinos de Bizkaia o de otros territorios a
través del centro intermodal que hoy en día supone Termibus. El autobús sale de
Termibus y del Aeropuerto cada 20 minutos.
Según los datos de los 12 meses transcurridos entre
julio2015 y junio2016, esta línea ha movido 643.126 viajeros, o lo que es lo
mismo el 14,37% (tres puntos porcentuales más que en 2006) de los 4.476.199
viajeros que hicieron uso del avión en dicho periodo. Esta tasa de utilización
(de las más altas del estado para traslados entre el aeropuerto y el centro de
la ciudad de referencia), así como su coste (675.000 euros, aproximadamente, en
2015), no parece que justifiquen la propuesta del Gobierno Vasco. Como referencia
indicar que Lurraldebus transportó en los doce meses señalados 222.342 viajeros
(4,97% de los viajeros del aeropuerto). Es decir, entre Bizkaibus y Lurraldebus
están transportando casi el 20% de los viajeros del aeropuerto, a pesar de “ayudas”
como la de AENA que hoy mismo anuncia en la página del Aeropuerto de Bilbao que
“La mejor forma de
llegar al aeropuerto es en tu coche”. Todo un modelo de política de sostenibilidad.
Respecto a la
inversión, hay que recordar que, según publicación realizada en 2006, soterrar
2,7 Km de FEVE en Basurto suponía un coste de 47 millones de euros. Si
tomásemos como referencia dicho importe (en 2009 informaciones situaban el coste
de la obra en el doble),
estaríamos hablando de que se estaría invirtiendo en la obra lo que cuesta el
mantenimiento de la línea de autobús durante 69 años y todavía no se habría
trasportado ningún viajero. Por no hablar de la adquisición del material móvil
correspondiente, ni de que los importantes gastos de mantenimiento de una
estación de metro (personal, seguridad, electricidad, limpieza, etc.) no son necesarios
cuando el servicio se presta en autobús. Dicho de otro modo, con las cifras de
viajeros actuales, esos hipotéticos 47 millones de euros que se invertirían en
la obra y no habrían movido todavía ningún viajero en metro, permitirían mover
más de 44 millones de viajeros en autobús entre Bilbao y su aeropuerto.
¿Alguien sigue pensando que es rentable acometer una línea de metro?
En la
facultad aprendí que la economía es la ciencia que se encarga de la
satisfacción de las necesidades mediante la asignación eficiente de unos
recursos escasos susceptibles de uso alternativo. Siendo el dinero el recurso
susceptible de mayor número de usos alternativos, y también el más escaso para
cubrir las necesidades de cualquier Gobierno, creo que la cantidad, que alguien
tenga en mente invertir en esta ocurrencia de los responsables de transportes del
Gobierno Vasco, sería más eficiente si se dedicase a adquirir varios
aceleradores lineales como el que el Lehendakari Iñigo Urkullu ha inaugurado esta
semana en el Hospital de Basurto (coste 3,3 millones de euros), o a otros
métodos de diagnóstico que faciliten o aceleren la recuperación de enfermos en
Osakidetza. O a apoyar con más recursos la integración de nuestro jóvenes en el
mundo laboral, O a proyectos de I+D+i. O, por qué no, al ahorro. Se podría dedicar a cualquier cosa, pero NO AL
METRO HASTA EL AEROPUERTO.
Enlaces relacionados:
- Euskaltel: el bolsazo.
- Transparencia Institucional: ¿truco o trato?
- Innovación y Gestión Pública.
- Euskaltel: el bolsazo.
- Transparencia Institucional: ¿truco o trato?
- Innovación y Gestión Pública.
No hay comentarios:
Publicar un comentario