viernes, 21 de junio de 2024

¿Colapsará Metro Bilbao?


           El once del once a las once, de mil novecientos noventa y cinco. Esas fueron la fecha y la hora de la puesta en funcionamiento de Metro Bilbao. Una  fecha largamente esperada desde que el 30 de diciembre de 1975 se crease por ley el Consorcio de Transportes de Vizcaya (entonces con “v”, “c” e “y”) con la misión de construir la infraestructura y gestionar su servicio de transporte por el sistema de gestión directa mediante constitución de una Sociedad privada con capital del Consorcio. Dicha sociedad sería Metro Bilbao S.A.

Veinte años para diseñar, proyectar  y construir la infraestructura. También para contratar y formar al personal que gestionaría el servicio: maquinistas, personal de mantenimiento, de administración, responsables de las estaciones, controladores de tráfico, etc. Y como no, para adquirir los coches, denominación que resultaba sorprendente a quienes durante muchos años habíamos viajado en los viejos vagones de Renfe en la margen izquierda o en los de Euskotren en la derecha. Todo ello fue posible gracias al empeño de personas como el Diputado General José Mª Macua Zarandona que dio el impulso financiero al proyecto haciendo que la Diputación asumiese el coste económico que correspondía a los ayuntamientos consorciados, o Josu Bergara Etxebarria que, en su calidad de Consejero de Transportes y Obras Públicas del Gobierno Vasco, tuvo que lidiar con cantidad de problemas derivados de la construcción de una infraestructura subterránea en trama urbana, como el metro. Problemas reales en muchos casos y ficticios en otros tantos o más que fueron organizados y capitaneados por los que siempre han pertenecido a ”la liga del no” y que también criticaron la construcción de la nueva infraestructura. Tren Chu-chú o Centímetro llegaron a llamarle. Fue también Josu Bergara Etxebarria quien ya en su condición de Diputado General de Bizkaia y Presidente del Consorcio de Transportes fijó el día D y la hora H para la inauguración. El resultado: todo un éxito. Orgullo para la ciudadanía bizkaitarra y un impacto positivo en la imagen exterior del Territorio refrendado con varios premios de carácter internacional.


Once de abril de 2024, a las cuatro de la tarde. Ese fue el día y la hora fijada por el Athletic Club para dar inicio del paseo en la gabarra del equipo campeón de copa tras cuarenta años de espera. Según todos los medios de comunicación, vascos o extranjeros, el evento fue seguido por un millón de personas que se agolparon en ambas márgenes del Ibaizabal para ver el espectacular recibimiento que todos habían oído narrar pero que muchas generaciones no habían podido ver. El transporte público dio soporte, como tantas veces, a la movilidad de una ciudadanía que se trasladaba, ya a primeras horas de la mañana, desde sus casas en cualquier municipio del Territorio, o de fuera de él, en busca de un sitio para ver pasar por la ría a quienes tan felices les habían hecho con su victoria unos días antes. Las cifras de viajeros en el área de influencia del evento hechas públicas al día siguiente por Euskotren o Bizkaibus, fueron extraordinarias. Metro Bilbao batió ese día su récord histórico 512.046 viajes en 24 horas, superando el anterior récord en más de un 25%, Pero ese día, en las horas próximas al evento, el metro colapsó y algunas estaciones fueron cerradas por no absorber más viajeros, al tiempo que los convoyes sufrían retrasos por los problemas que la evacuación de metros repletos de personas estaban generando en las paradas de Bilbao. El metro trabajó por encima de sus posibilidades físicas y técnicas actuales. Como diría en días posteriores una persona con responsabilidades en el transporte de Bizkaia, si hubiese gabarra todos los días el metro no podría funcionar.

El dato, lejos de ser anecdótico, suponía que el sistema había detectado su límite y, en consecuencia, debería ser tenido en cuenta por los responsables del Territorio de cara a planificar el futuro. Para acelerar las inversiones con las que aumentar su capacidad, conociendo sus escasos límites al crecimiento, y para limitar un crecimiento de la demanda que provoque el sistema muera de “éxito”. Eso, en mi opinión, pasa por al menos tres ámbitos en los que hay que ponerse a pensar sin mayor dilación.

En primer lugar, habría que repensar hasta dónde se debe seguir trabajando en la promoción de Bilbao de cara a albergar eventos internacionales, que no siempre son del agrado de la ciudadanía y que lo serán menos si entorpecen su quehacer diario colapsando el metro, para beneficiar sólo al sector de la hostelería o al del turismo en general. ETB informaba recientemente de la preocupación de la ciudadanía parisina por la afección que en sus viejas líneas de metro pueda tener la próxima Olimpiada. En segundo lugar, habría que repensar si son correctas y no llevan al colapso las tantas veces apoyadas políticas de movilidad que anteponen el ferrocarril al autobús y definen las líneas de autobús como afluentes del ferrocarril o del metro. Hemos visto ya que el metro, al menos, puede desbordar. Y en tercer lugar (seguro que habrá más aspectos en los que fijarse) se hace necesario reflexionar sobre las políticas de mantenimiento e inversión desarrolladas por el Consorcio de Transportes de Bizkaia o por Metro Bilbao de cara a evitar los retrasos y/o colapsos que cada vez con más frecuencia sufrimos los usuarios del medio de transporte que canaliza, de largo, la mayor parte de la movilidad del área metropolitana de Bilbao. Arreglos de escaleras mecánicas que se estropean reiteradamente y tardan en resolverse varias semanas, incendios en estaciones o retrasos por averías cada vez más frecuentes en las unidades son circunstancias que hay que evitar con urgencia y, como siempre, con decisiones y con dinero.

El pasado 29 de mayo, en el marco de una contestación a una pregunta de la oposición sobre las frecuencias de la línea 1 de Metro Bilbao, la Diputada General de Bizkaia, Elixabete Etxanobe Landajuela, anunció en el Pleno de las Juntas Generales la próxima adquisición de nuevos trenes para el metro. “En breve, las primeras unidades de Metro Bilbao van a cumplir 30 años y toca renovarlas” dijo. También anunció la renovación del sistema de señalización y comunicaciones todo ello “con el objetivo de aumentar la capacidad del metro y atender las demandas de movilidad del área metropolitana de los próximos treinta años en condiciones de solvencia, en condiciones de seguridad, en condiciones de sostenibilidad y calidad”. La Diputada General definió estas inversiones como complejas y las calificó como el hito más importante dentro del compromiso de la Diputación por impulsar el transporte público y la movilidad sostenible en esta legislatura. Sin embargo, Etxanobe no ofreció ninguna cifra para cuantificar la inversión a realizar. Ni ningún plazo en el que los trenes y los sistemas de señalización y comunicación fuesen a ser renovados. Parece que en este tema el Consorcio de Transportes de Bizkaia no ha actuado con la suficiente previsión. Porque, según los datos ofrecidos en la sesión, 24 de las 46 unidades que componen la flota de metro Bilbao están funcionando desde 1995 y han recorrido de media 3 millones de kilómetros y, como dijo la propia Diputada General, los metros no se compran de un día para otro y no hacer la renovación a tiempo supondría renunciar a garantizar un servicio de calidad.

Unos días antes, el día 26 de mayo, la Diputada Foral de Transportes Movilidad y Turismo, Sonia Pérez Ezquerra, fue entrevistada en DEIA dando un papel importante a la renovación de Bizkaibus, de sus concesiones, que van a cumplir diez años, de su flota y de sus recorridos.

Exponía Pérez en su entrevista que “en el nuevo Bizkaibus va a ser necesaria la intermodalidad, viajes que se hagan en dos etapas”, y ante la dificultad cultural de su aplicación explicaba que “será poco a poco, y hay que implementarlo porque eso va a permitir dar posibilidades de llevar el autobús al metro o al tren, de tal forma que esos kilómetros que no recorre el autobús va a suponer mejor frecuencia, igual que reducir los tránsitos por el centro de Bilbao.” Respecto a la concesión la Diputada Foral afirmaba que “este año terminan los contratos, pero habrá una prórroga suficientemente amplia para que podamos trabajar los retos referidos”, añadiendo que “en esta legislatura se cambiará a las nuevas concesiones. Además, habrá un proceso participativo, que nos va a alargar el proceso, con los ayuntamientos, sindicatos, empresas”. Y en lo referente a la flota decía que “aquí entran en juego las tecnologías y todavía hay mucha incertidumbre, por eso tenemos que marcar una estrategia hacia dónde tenemos que ir. Cuántos eléctricos, si va a entrar en juego el hidrógeno y qué combinación de ambos implementar, cómo hacer la renovación de la flota. Los autobuses tardan una media 15 meses en fabricarlos. Hay que planificar con mucho tiempo.”

A la vista de las anteriores declaraciones parece que el Departamento dedicado a Transportes y Movilidad de la Diputación tampoco ha andado fino en sus tareas de planificación. En el año en que vencen las actuales concesiones no tienen claro ni los recorridos a realizar, ni la tipología de autobuses que solicitarán a los nuevos concesionarios, ni, en consecuencia, cuando estarán listos los pliegos para su licitación pública. Sólo llegan a confirmar que Bizkaibus debe llevar viajeros al tren, cuestión que como hemos visto ayudará a saturar Metro Bilbao y que la adjudicación se hará esta legislatura. No se ha tenido en cuenta el plazo del contrato, ni el deterioro del material móvil actual tanto en la prórroga prevista como en el tiempo que transcurra entre la adjudicación en firme del servicio y la puesta en línea de los nuevos autobuses, puesto que, efectivamente, tampoco los autobuses se compran, ni mucho menos se fabrican, de un día para otro. Llama especialmente la atención esta falla en la planificación cuando la estructura política de ese área foral hasta 2015 sólo disponía de un Director General al 100% y la dedicación parcial de un Diputado con otras responsabilidades en su cartera y, sin embargo, a partir de entonces, y hasta la legislatura pasada, ha dispuesto de dos Directores Generales y un Diputado Foral con dedicación 100% a esos menesteres además de la creación de un puesto de funcionario del más alto nivel (Subdirector) inexistente cuando se adjudicaron las concesiones actuales.

Por lo que respecta a Bilbao, parece que sigue en su intención de celebrar macro eventos (como el mundial de fútbol bajo “Marca España”) que pueden afectar de manera importante al transporte público metropolitano durante varios días. Por otro lado, el pasado lunes, acaba de poner en funcionamiento la Zona de Bajas Emisiones una medida acertada, aparte de obligada,  que contribuirá a mejorar el medioambiente en la capital de Bizkaia y que en breve plazo deberá ponerse en funcionamiento en otros grandes municipios del área metropolitana, lo que llevará a muchos ciudadanos a dejar su coche en casa y a realizar sus habituales viajes de ocio o de trabajo en transporte público contribuyendo con ello al aumento de su demanda frente a una oferta que hemos visto, en las condiciones actuales, tiene límite.

Soy Athleticzale y, en consecuencia, me gustaría que la gabarra volviese a subir la ría el año que viene. Tampoco me importaría que el 21 de mayo próximo Bilbao fuese un hervidero rojiblanco porque nuestro Athletic jugase la final de la Europa League en San Mamés. Como ciudadano consideraría las saturaciones de esos días como algo anecdótico o inevitable, inherente a cualquier fiesta o celebración local, aunque agradecería que se hubiese aprendido de lo ocurrido este año y los problemas fuesen algo menores que los producidos en abril. Pero, también como ciudadano, me gustaría que, para hacer efectivo un auténtico impulso del transporte público y la movilidad sostenible, los Presupuestos de la Diputación y del Consorcio de Transportes de Bizkaia del próximo año contasen con las dotaciones presupuestarias suficientes para financiar una pronta implantación de medidas estudiadas y eficientes encaminadas a adecuar la capacidad del metro y de los otros medios de transporte del área metropolitana con el fin de evitar la saturación de Metro Bilbao.

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