"Parece
mentira que políticos españoles desconozcan el sistema político vasco".
Este comentario me lo hacía un amigo esta semana, en relación a las continuas
afirmaciones en foros políticos, y también en tertulias periodísticas, en torno
a que tras las próximas elecciones en Euskadi se puede producir un bloqueo como
el que está haciendo que España lleve más de nueve meses con un Gobierno
provisional (una situación ciertamente embarazosa). Mi amigo tenía razón y
varios han sido los medios que han explicado cómo se elige en el Parlamento
Vasco al Lehendakari de Euskadi. Un modelo en el que son los partidos los que
proponen candidatos entre los parlamentarios electos y donde los parlamentarios
votan después de haber escuchado a cada uno de los propuestos la presentación
de sus respectivos programas. Es decir, proponen los partidos, puede haber
varios candidatos, los candidatos tienen que ser parlamentarios y se vota de
entre los propuestos dando un nombre, no un sí o un no.
Un
sistema ciertamente distinto al español y, desde mi punto de vista, más
democrático y eficaz. Sobre todo porque los candidatos los proponen los
partidos políticos y no una institución intrínsecamente antidemocrática como la
monarquía (no creo que sea habitual que la ciudadanía elija a su rey). Pero
también, porque el procedimiento está regulado por un reglamento parlamentario,
lógicamente el del Parlamento Vasco, reforzando el carácter parlamentario de la
democracia vasca, y no nace de un texto legal como la sacrosanta Constitución
Española con la dificultad que, según parece, tiene su modificación para
atender necesidades internas, a pesar de que cuando las peticiones de reforma viene
del exterior se modifique en un "pispás".