viernes, 2 de diciembre de 2022

¿Quién conduce el transporte público en Bizkaia?

          ¿Quién es competente en el transporte de Bizkaia? La pregunta tiene su miga ya que, si leemos la prensa diaria, nos podemos encontrar con noticias en las que la Administración General del Estado, el Gobierno Vasco, la Diputación Foral de Bizkaia, el Ayuntamiento de turno, la Autoridad del Transporte de Euskadi, la Autoridad de Movilidad de Bizkaia, el Consorcio de Transportes de Bizkaia o Eusko Trenbide Sarea (creo haber citado a todos) aparecen proponiendo alternativas para la construcción de infraestructuras o para la gestión de la movilidad en el Territorio. Y en muchas ocasiones sin competencias para ello.   



              La verdad es que, si hay algún sector en el que el reparto competencial entre administraciones resulta complicado e ineficiente, sin duda, ese es el del trasporte de viajeros. En estos momentos y tras reiterados incumplimientos de fechas prometidas, es una incógnita cuando llegará el AVE a Euzkadi, pero sabemos que el tren de largo recorrido es competencia de la Administración General del Estado. También sabemos, porque estos días es noticia en los periódicos, que está ultimándose el traspaso de esa Administración del Estado a la de la Comunidad Autónoma de los trenes de cercanías gestionados por las empresas estatales RENFE y FEVE. Por otro lado, parece claro que, como sus nombres indican, Euskotren es la compañía de trenes del Gobierno Vasco y que Bizkaibus y Bilbobus son los autobuses de la Diputación Foral de Bizkaia y del Ayuntamiento de Bilbao, respectivamente. Hasta aquí todo fácil: los trenes son del Estado y de Gobierno Vasco y los autobuses de la Diputación o de los Ayuntamientos. Entonces, ¿el tranvía y el metro serán del Gobierno Vasco, no? Pues sí y no. El tranvía es de Euskotren, por tanto del Gobierno Vasco, pero el metro no es del Gobierno Vasco, sino del Consorcio de Transportes de Bizkaia. Y esto merece un punto y aparte.

            El Consorcio de Transportes de Bizkaia (CTB) se creó mediante la Ley 44/1975, de 30 de diciembre, recién muerto el dictador, con dos objetivos: participar en la financiación de las obras de infraestructura del «Ferrocarril Metropolitano de Bilbao», recibiéndolas del Estado una vez ejecutadas y gestionar el servicio público de transporte a prestar por dicho ferrocarril, por el sistema de gestión directa mediante constitución de Sociedad privada con capital del Consorcio. Se disponía igualmente una composición paritaria Estado-“Vizcaya” del Consejo General (máximo órgano del Consorcio) y una financiación inicial también paritaria en la que el Estado aportaba 2.000.000.000 Ptas, la Diputación Provincial 1.000.000.000 Ptas. y los Ayuntamientos integrados en el CTB 1.000.000.000 Ptas. El resto de la financiación se realizaría por el propio Consorcio, mediante las necesarias operaciones de crédito, cuya amortización debía abordarse con cargo a la explotación. Tras la aprobación del Estatuto de Gernika, el Gobierno Vasco asume las competencias que tenía el Estado y ante la dificultad de Ayuntamientos para abordar la parte que les correspondía, en el Plan Financiero que se elaboró en 1986 para la construcción del Plan de Inversiones para el tramo Plentzia-Casco Viejo, la Diputación Foral de Bizkaia presidida por José María Makua Zarandona (EAJ-PNV) decidió subrogarse en la parte de los Ayuntamientos, de modo que desde entonces hasta hoy la financiación del Metro de Bilbao es 50% Gobierno Vasco, 50% Diputación Foral de Bizkaia.

Y aquí comienza a liarse la manta. El Gobierno Vasco tiene la competencia de ferrocarriles, pero no paga todo el Metro, la Diputación no tiene competencias y paga el Metro y los Ayuntamientos ni tienen  competencias, ni pagan el metro, pero votan las decisiones en el Consejo General del Consorcio, aunque no están consorciados todos los Municipios por los que circula el Metro. Además, efectivamente, la prestación del servicio se realiza desde su puesta en funcionamiento en 1995 (el 11 del 11 a las 11) por Metro Bilbao S.A. sociedad cuyo propietario único es el Consorcio de Transportes de Bizkaia pero, como su actividad no reporta beneficios económicos, la carga de la deuda generada en la construcción, que en principio debía financiarse con los resultados de la explotación del servicio, se pagan con cargo al presupuesto del Consorcio, es decir, 50% Gobierno Vasco, 50% Diputación Foral de Bizkaia. Entonces, ¿ferrocarril el Estado y el Gobierno Vasco, autobuses la Diputación y los Ayuntamientos y el metro el Consorcio de Transportes de Bizkaia, operado por Metro Bilbao S.A.?  Pues, depende. Su aclaración requiere otro punto y aparte.

La denominada Línea 3 del metro de Bilbao, ni está bajo control del Consorcio de Transportes de Bizkaia, ni la opera Metro Bilbao S.A. Su infraestructura depende de Eusko Trenbide Sarea y su gestión de Euskotren, entidades ambas del Gobierno Vasco. El hecho de que se la denomine metro no tiene, en mi opinión, ningún sentido por cuanto supuso romper la gestión unificada de metro en Bilbao. Hoy en día, en la web de Metro Bilbao S.A. no se pueden encontrar la conexión Algorta-Matiko, ni viceversa en la página de Euskotren. Sólo el Consorcio de Transportes de Bizkaia (que, como veremos, no tiene nada que ver con  la línea 3) ofrece esta información del denominado “servicio metro” relacionando los dos sistemas existentes exclusivamente a efectos tarifarios. Lo único que fue común a metro Bilbao fue la financiación de su construcción que corrió a cargo de Gobierno Vasco y Diputación al 50%, para lo que ambas instituciones suscribieron un convenio en 2013 al margen de la estructura organizativa y financiera del Consorcio de Transportes de Bizkaia. Pero tampoco se entiende que la Diputación pagase ese 50% puesto que según la ley 6/2004, por la que se creó el ente público Red Ferroviaria Vasca-Euskal Trenbide Sarea, correspondía a éste “la construcción de las nuevas líneas del ferrocarril metropolitano de Bilbao y la gestión de todos los bienes que, ….integran la infraestructura ferroviaria de la que es titular el Consorcio de Transportes de Bizkaia”. Además, según la misma ley, “los términos en que se llevará a cabo la construcción de las líneas y la gestión de los bienes se regularán en el convenio que se suscribirá entre la Administración general de la Comunidad Autónoma, el Consorcio de Transportes de Bizkaia y Red Ferroviaria Vasca-Euskal Trenbide Sarea”. No parece que tal convenio haya existido ni para la construcción de la “Línea 3”, al menos con la participación de Consorcio de Transportes de Bizkaia, ni tampoco se prevé que vaya a existir para la financiación de la “Línea 5”, para la que el pasado 21 de octubre se volvió a firmar un documento entre el Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Bizkaia para que, de nuevo, ambas cofinancien su construcción al 50%.

Dicen que la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento. Sin embargo, en el ámbito del transporte de Bizkaia, parece que esta máxima no se cumple. Y lo peor de todo es que cada ocurrencia institucional enturbia más cada día una gestión eficaz y eficiente de un servicio público al de se destina en el Territorio al año cientos de millones de euros financiados por los impuestos de la ciudadanía. La última incoherencia institucional corresponde a la Diputación Foral de Bizkaia que, en un intento de ecoblanquear el subfluvial de Lamiako, ha sacado a la palestra la posibilidad de construir un tren lanzadera entre las estaciones de metro de Areeta y Sestao para lo que el 27 de septiembre la Diputación y el Consorcio de Transportes de Bizkaia suscribieron un acuerdo de colaboración “para avanzar en la concreción de los trabajos técnicos de esta infraestructura.” La noticia añadía que “este organismo será, además, el encargado de acometer el proyecto constructivo y de sacarlo a licitación.” ¿No habíamos quedado en que era Eusko Trenbide Sarea el ente encargado de la construcción de las nuevas líneas del ferrocarril metropolitano de Bilbao?

Por si el lío interinstitucional en esta materia no fuese pequeño, existen además la Autoridad de Transporte de Euskadi creada por la Ley 5/2003 ”como órgano superior consultivo y de coordinación de la Administración General de la Comunidad Autónoma del País Vasco en materia de ordenación del transporte y sus infraestructuras” donde están representados el Gobierno Vasco, las Diputaciones, los Ayuntamientos de Bilbao, Donosti y Gasteiz y EUDEL, y también la Autoridad de Movilidad de Bizkaia prevista en la mencionada ley y constituida el 15 de mayo de 2017 tras la firma por de un Convenio de Cooperación donde tienen representación Gobierno Vasco, Diputación, Ayuntamiento de Bilbao y Consorcio de Transportes de Bizkaia. Esta institución en su primera reunión aprobó la elaboración de un Plan Estratégico para el Transporte de Bizkaia 2018-2028 cuya contratación encargó al Consorcio. Para el estudio del documento resultante en las Juntas Generales de Bizkaia, a lo largo de este año y durante seis sesiones se ha reunido una comisión especial. Una comisión a la que, además los apoderados correspondientes a las distintas formaciones políticas, han asistido expertos invitados por éstas para poder exponer su visión en torno a la movilidad en el Territorio. Resulta curioso que se reúna una Comisión de Juntas Generales, con el gasto que ello conlleva, para debatir sobre un Plan Estratégico que debía haberse puesto en funcionamiento en 2018, que versa sobre una materia en la que, como hemos visto, las competencias de la Juntas Generales sólo afectan a una parte del todo y donde alguno de los apoderados, concretamente la de Elkarrekin, manifestó desconocer el operador ferroviario de su zona o el funcionamiento tarifario de la tarjeta Barik. Increíble pero cierto.

Por lo expuesto hasta ahora parece evidente la necesidad de una reformulación competencial sobre el transporte y la movilidad en el ámbito de la Comunidad Autónoma. Mi apuesta está basada en el principio de subsidiariedad, donde el responsable del servicio sea la administración más pegada a la ciudadanía. Así, los Ayuntamientos se encargarían del transporte interno en su municipio, las Diputaciones del transporte dentro de su Territorio ya sea por carretera o ferrocarril y el Gobierno Vasco de la movilidad entre los tres Territorios y su relación con los limítrofes. Este esquema, en el caso de Bizkaia, supondría que tanto las líneas del Txoriherri o Urdaibai de Euskotren, las distintas líneas de “Metro Bilbao”, y las operadas por FEVE en Enkarterri o por Renfe en Margen Izquierda pasasen a ser competencia de la Diputación de Bizkaia. Por el contrario, el Gobierno Vasco sería el competente en la línea de autobuses Bilbao-Gasteiz con lo que se eliminaría para siempre la discusión competencial entre las Diputaciones de Bizkaia y Araba.

Es obvio que este nuevo reparto competencial requeriría de consecuente cambio en el de los recursos financieros entre Diputaciones y Gobierno y seguro que alguien piensa que es muy complicado. Lo que sin duda es complicado e ineficiente es seguir manteniendo el modelo actual en el que según cómo, cuándo y dónde alguien decide si paga o no, decide sin responsabilidad en la financiación de un servicio público, o se empeña en duplicar servicios, simplemente porque, “por definición”, el ferrocarril es el mejor medio de transporte, cuando no siempre en la práctica es así.

Muchos son los ejemplos de descoordinación y despilfarro. Algunos originados en el pasado ya se  han recogido en este blog, como la intención de llevar el metro hasta el aeropuerto de Bilbao o el nonato tranvía a la Universidad. Pero, hay otros en los que existe riesgo de que suceda lo mismo, como con el tranvía de Zorrozaurre, la lanzadera Areeta-Sestao, las duplicidades ferroviarias y viarias que se producirán entre Galdakao y Bilbao con  la Línea 5 del metro o entre Zorroza y Bilbao con la Línea 4. Por no hablar de las inversiones que se están haciendo en la bicicleta, como elemento de movilidad urbana e interurbana, sin valorar si sus usuarios provendrán del coche o del transporte público en sus distintos modos.

Urge, en definitiva, determinar cuál es la institución competente para conducir el transporte de Bizkaia y así para evitar que quienes no sean competentes retrasen y encarezcan las decisiones diarias y estratégicas que este importante servicio público necesita abordar en nuestro Territorio.

 

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