Aunque,
según algunas fuentes, la frase no es suya, no me cabe la menor duda de que fue
Groucho Marx quien hizo famoso aquello de: ”Estos
son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”. Una expresión que, en política,
parece estar al orden del día ya que no es extraño oír afirmaciones del estilo “en estos momentos lo importante es salir de
la crisis” o, directamente, ”los
programas están para no cumplirse” sin que quienes las pronuncian,
habitualmente personas con responsabilidades públicas, se sonrojen lo más mínimo.
En
este verano la crisis griega y la toma de posesión de los nuevos Ayuntamientos
han sido temas en los que los principios han sido frecuentemente olvidados,
poniéndose las opiniones al servicio de los intereses coyunturales, sin tener
en cuenta otros ámbitos de toma de decisiones en los que, esos mismos actores,
afirmaban lo que en ese momento negaban. O viceversa. Pero, lo preocupante es
que lo que en la lucha política, desgraciadamente, es ya bastante habitual, se
esté trasladando también a otros campos de la sociedad y los ciudadanos de a
pie consideren extraordinarias cuestiones que debieran de ser consideradas como
habituales en una sociedad democrática normalizada.