domingo, 6 de febrero de 2022

¿Por qué los que menos ganan tienen que financiar el IRPF de los que más ganan?


            El día de nochevieja apareció publicado en el Boletín Oficial de Bizkaia el Decreto por el que se aprobaban las tablas con los porcentajes de retención a cuenta del IRPF aplicables a los rendimientos de trabajo en 2022. La intención de la Diputación Foral de Bizkaia con este Decreto, que se reitera casi todos los años, es que incrementos salariales provocados por la inflación no repercutan en incrementos del tipo de retención. Por ello, los modifica a la baja en función, normalmente, de la estimación del IPC recogida en sus presupuestos. Un tramite anual que, por reiterativo, ha dejado de responder a su razón de ser.

              ¿Cuál es o, mejor dicho, cuál debiera ser el objeto de aprobar anualmente una tabla de retenciones sobre las rentas de trabajo? Pues ni más ni menos que ir haciendo pagos a cuenta del importe que, cuando hagamos la declaración en mayo del año siguiente, nos corresponda pagar por el IRPF. Además, esos pagos permiten a las distintas administraciones tener unos ingresos periódicos con los que ir haciendo frente a los gastos recogidos en sus correspondientes presupuestos. Un modelo parecido al que emplea mi comunidad de vecinos para cobrarnos los gastos de la escalera. A primeros de cada mes pagamos un importe y cuando se hacen las cuentas del año, en función del gasto de la comunidad y de la cuota de cada vecino, se liquida y a unos les resulta a pagar y a otros a devolver. 

            Un modelo similar, pero no igual. En mi comunidad, al aprobarse las cuentas de un año y el presupuesto para el ejercicio siguiente, a cada vecino se le modifica su cuota en función del importe que se estima que le va a tocar pagar del presupuesto aprobado, de manera que el resultado de gastos estimados de la comunidad menos cuotas de vecinos sea cero. Pero, en los presupuestos de nuestras Diputaciones no ocurre lo mismo. Año tras año en sus ingresos incluyen el apartado Cuota Diferencial del IRPF con un importe negativo, o sea a “devolver”, con lo que de forma implícita se reconoce que los importes retenidos en el ejercicio anterior han sido excesivos y que eso se va a reflejar cuando acabe la Campaña de Renta con un resultado global “a devolver”.

            Y esto es así, como he dicho, un año tras otro. Y no se cambia. Es más, esta práctica da pie a grandilocuentes discursos al inicio de la correspondiente Campaña de Renta donde se destacan sobremanera los importes que se devolverán a los contribuyentes y los cortos plazos en los que se harán efectivos. Como si la aceleración de las devoluciones supusiera un favor para los contribuyentes. Esta praxis olvida que es un dinero adelantado por los ciudadanos y que, visto lo visto, este adelanto responde a un cálculo erróneo global de la administración. Tampoco tiene en cuenta que, para cuando Hacienda devuelve el importe cobrado en exceso el año anterior, ya ha cobrado tres o cuatro meses de retenciones del año en curso con importes superiores a los que debieran corresponder si las tablas se hubiesen hecho bien. Y, por último, omite u oculta que a quien realmente se está beneficiando es al que le sale a pagar. Porque, además de no haber pagado a tiempo tiene la posibilidad de retrasar el abono de lo que debe al último día de campaña e, incluso, abonar solamente el 60% retrasando un poco más y gratuitamente a un segundo plazo el 40% restante.

            Es evidente que esta praxis es ilógica e injusta en la medida que las cantidades adelantadas suponen otra carga fiscal, encubierta, para el conjunto de los contribuyentes. El problema se agrava cuando, si analizamos los datos ofrecidos por la propia Hacienda, vemos que los grandes aportadores de esa financiación adelantada son los contribuyentes con menos recursos que, no sólo adelantan el pago de sus impuestos sino que, financian el pago de los impuestos de los contribuyentes con más recursos que son a los que mayoritariamente siempre les sale “a ingresar”, pagan el último día y encima se les aplaza gratuitamente el pago del 40%.

            Vamos a verlo. La Diputación Foral de Bizkaia en su publicación Memoria de la Hacienda Foral de 2020 incluye un apartado de Estadísticas Tributarias donde se ofrece información detallada de varios aspectos relacionados con el IRPF de 2019 agrupando a los contribuyentes de este impuesto en 37 tramos según cual haya sido la Base Liquidable de sus declaraciones. Cuando ponemos en un gráfico los datos correspondientes a la Cuota Diferencial resultante para cada tramo vemos que hasta el tramo 19 todos tienen un resultado “a devolver” y todos los tramos a partir del 20 resultan “a ingresar”. El tramo 19 corresponde con bases liquidables entre 39.600 y 42.000€. Como consecuencia se deduce que los contribuyentes con bases liquidables por debajo de 42.000€ están financiando el IRPF de quienes superan ese importe, especialmente a los del tramo 37.


           Según los datos totales, Hacienda acabó su campaña de renta devolviendo 67,1 millones de euros (M€). Pero, si acercamos la lupa y dividimos las declaraciones presentadas entre los tramos que globalmente les sale “a devolver” (hasta 42.000€) y los que les sale “a ingresar” (más de 42.000€), vemos que ese importe es el resultado de que los de bases inferiores a 42.000€ hayan adelantado 230,9M€, mientras que quienes ingresaban por encima de esos 42.000€ no habían pagado a lo largo del ejercicio 163,7M€.


           Si seguimos agrandando el aumento de nuestra lupa podemos decir que hay 356.609 declarantes de menos de 42.000€ de base liquidable que han adelantado 352 M€ (987€ de media cada uno) y que con este importe adelantado casi se han financiado los 360,6 M€ de todos los contribuyentes que les ha salido a ingresar, de los que 239,4 corresponden a contribuyentes con ingresos superiores a los suyos. Una situación difícil de explicar desde un punto de vista de justicia y equidad que resulta increíble cuando vemos que entre los financiados hay 1.983 contribuyentes en el tramo 37 (bases liquidables por encima de 180.000€) a los que se les adelanta de media 50.094€, un importe un 20% superior a los ingresos anuales de quien más ingresa de entre los financiadores. La equidad fiscal por los suelos.

            La contundencia de estos datos pone de manifiesto la necesidad de reformular de manera urgente el sistema de pagos a cuenta del IRPF. Un sistema que está sustentado en las Retenciones del Trabajo Personal, que en 2019 aportaron el 88% de los “pagos adelantados” de este impuesto, y cuyo diseño, a la vista está, fuerza al “ahorro” a economías en muchos casos ahogadas y deja sin reclamar aportaciones periódicas acorde con sus ingresos a quienes más renta tienen sin tener en cuenta que ésta proviene, en muchos casos, de fuentes sujetas a unas retenciones llamémosles, siendo benévolos, “blandas”.

            Sé que muchas personas prefieren que les salga “a devolver” a que “a ingresar”, por pequeño que sea este importe y aunque las facilidades de pago que Hacienda pone a su disposición sean amplias. Lo entiendo. Las estrechas economías domésticas que no llegan a fin de mes no quieren verse sobresaltadas con un gasto imprevisto y menos si el reclamante es Hacienda. Sin embargo, esta actitud pone de manifiesto la falta de transparencia de un impuesto que todo el mundo sabe que paga, pero del que casi nadie sabe cuánto paga. Quizás porque si se supiera habría más exigencia sobre la gestión de los responsables de nuestras Haciendas y de nuestras Instituciones en general.

            Para atender los miedos de quienes no desean que les salga “a ingresar” su declaración de la renta, siempre cabe la posibilidad de que, voluntariamente, alguien solicite que le retengan más que lo que marcan las tablas. Pero una sociedad que pretende estar en los niveles más altos de progreso y cohesión social no puede permitirse el lujo seguir manteniendo un sistema de pagos a cuenta, de un impuesto tan sensible como el IRPF, que atente a la equidad fiscal.

            Estoy seguro de que los responsables políticos de este País que son sensibles a una fiscalidad justa impulsarán un cambio en este sentido y que los profesionales encargados de darle forma serán capaces de encontrar un nuevo sistema de retenciones y del resto de pagos a cuenta del IRPF más justo que el actual. Sé que es dificultoso, pero me gustaría que el nuevo sistema tuviese por objetivo que la liquidación de la declaración de la renta de todos los contribuyentes fuese próxima a cero. Como en mi comunidad de vecinos cuando aprobamos las cuotas mensuales para cada año.

 

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