El
tema de la innovación es, ciertamente, un tema recurrente en cualquier foro
profesional y también, lógicamente, en los de quienes nos dedicamos a la
gestión pública. ¿Qué es innovación? ¿Cuáles son las condiciones que se deben
dar para innovar?, ¿Cuál es el precio de la innovación? ¿Y el de la no
innovación? Estas y otras preguntas son objeto de reflexión cotidiana en muchos
espacios de encuentro y contraste de ideas. Para mí, como ya expuse en uno de
estos debates abierto en el grupo de Innobasque de Linkedin, la innovación no
es más que una actitud permanentemente positiva a la implantación de pequeños
cambios que generan valor. Para innovar, en muchos casos, no se necesitan ni
grandes cambios tecnológicos ni grandes inversiones, sólo tener los ojos
abiertos y ganas de mejorar nuestro entorno cotidiano.
Esto es precisamente a lo que nos dedicamos muchos
profesionales en el ámbito de la gestión pública. Profesionales de todo tipo,
funcionarios en sentido amplio o políticos. No me cabe duda de que en todos
estos grupos de personas, y en cualquiera en los que se quiera dividir a
quienes trabajamos dentro de la Administración Pública existen miembros en
actitud permanente de innovar, de mejorar su entorno de trabajo y de hacerlo
porque con ello se mejoran las prestaciones de los servicios a los ciudadanos
que es, en definitiva, para lo que nos han contratado a través de sus
contribuciones al erario público.
No me cabe duda de que en todos los grupos hay también
elementos que ponen trabas a cualquier tipo de cambio. Entre los funcionarios
no es difícil encontrar a quienes utilizan cualquier cambio para solicitar un
incremento salarial o para argumentar que se les complica la organización del
trabajo. Por haber, los hay hasta quienes por mantener su estatus tratan de
argumentar, normativa en mano, contra los cambios que otros pretenden implantar,
ya sean los promotores compañeros funcionarios o políticos, aun cuando esté en
su propias manos proponer las modificaciones que fuesen necesarias en esa misma
normativa que esgrimen como freno para la innovación. Como Concejal del
Ayuntamiento de Getxo a principios de los 90, una de las responsabilidades que
me asigno el alcalde Humberto Cirarda fue la de gestionar la generalización de
la microinformática en las tareas
municipales y ahí conocí cómo existían complementos salariales por el uso de
pantallas, algo inexplicable hoy en día. Pero también he conocido recientemente
cómo existen funcionarios que consideran un gran problema organizativo el
decidir si imprimen o no, en una impresora cercana a su puesto de trabajo, la
documentación que ahora la obtienen a través de una empresa contratada al
efecto para imprimir en sus instalaciones, trasladar y poner en la mesa del
señor funcionario esos papeles que con el cambio los va a poner ver en la
pantalla de su ordenador con bastante antelación, argumentando además, supongo
que desde el desconocimiento más absoluto, que el nuevo procedimiento les va a
colapsar el buzón de correo electrónico, cuando el máximo que van a recibir son dos correos al
día.
En
el ámbito de los políticos existen casos similares. Existen personajes cuyo
lema es “no toquéis nada no se vaya a romper algo”. No se dan cuenta de que
aquello que no se toca y que no se rejuvenece tarde o temprano aparece como
viejo y, en algunos casos, desaparece. Otros no lo hacen por no afectar a
intereses de particulares o de partido, a veces es difícil distinguir entre
unos y otros, siendo los dos malos cuando van en contra del interés
general. Sin embargo, el problema en el caso de los políticos, por la propia
interinidad de los puestos, es que, en muchos casos, las consecuencias de no
adoptar medidas innovadoras no se ven hasta que llega otra persona al puesto y
se encuentra con el desaguisado. Este tipo de personas son particularmente
activas en ponerse en primera línea cuando el asunto es
políticamente correcto o cuando la propuesta innovadora empieza a ser vista ya
en otras instituciones. Es decir, cuando el asunto ya está maduro y su
incompetencia puede llegar a ser manifiesta. Evidentemente, en estos casos,
quienes desde el ámbito político o funcionarial propusieron años antes la
medida “innovadora” que se pretende implantar no aparecen públicamente por
ningún lado, ni se les reconoce de ninguna manera aunque en su momento se les
haya tachado de locos, cuando lo que en realidad eran unos adelantados su
tiempo.
Este
es el motivo que, después de muchos meses con ganas de escribir sobre este tema
y otros. me ha animado a escribir un nuevo post, el reconocimiento a alguien
que ha visto hecha realidad una medida innovadora que propuso hace muchos años:
José Luis Azpiazu, Codirector de la Clínica Dermitek de Bilbao.
El
pasado martes se anunciaba la noticia de que el Gobierno Vasco había aprobado un
Decreto en virtud del cual será obligatoria la instalación de desfibriladores
en establecimientos comerciales, centros educativos e instalaciones deportivas.
Inmediatamente me acordé de Jose y de la cantidad de veces que entre amigos
había mostrado su contrariedad porque el uso de estos aparatos no estuviese
generalizado por la incidencia que puede llegar a tener en algo tan importante
como salvar vidas humanas. De la misma publiqué en Facebook el siguiente comentario
“Una buena noticia. Seguro que le parece
fantástica a Jose Luis Azpiazu que como Director de Emergencias del Gobierno
Vasco fue el introductor de los desfibriladores automáticos en Euskadi y
promotor hace más de una década de la generalización de estos aparatos en
lugares públicos. Aunque realmente su idea es que pudiera haber uno en cada
coche patrulla de las distintas Policías Locales por el incremento de
efectividad que dicha medida produciría. Ojalá algún día se haga realidad su
idea. Muchas personas podrían salvar su vida. De momento, repito, buena noticia.”
No
tardó mucho en comentar mi post y dejar constancia de su aportación al tema y de las dificultados con las que se encontró. “El primer DEA lo utilizamos en 1993 en
Euskadi, y desde allí extendimos su uso y manejo en todo el Estado. En el 99
planteamos su uso con un bonito proyecto al Ayuntamiento de Getxo que lo
desestimó. Fue el Ayuntamiento de Barakaldo con Carlos Pera de alcalde quien lo
apoyo. Pero los sindicatos de la Policía Municipal no aceptaron su uso. Al fin
vemos la luz. A ver si no viene alguien y la apaga. ¡Aurrera Jon, todavía se
pueden hacer más cosas! El Jon referido no era otro que Jon Darpón
Consejero Vasco de Sanidad quien también tomó parte en los comentarios
reconociendo que “Jose fue de los
primeros en organizar curos de RCP y promover la difusión de la cadena de
supervivencia y el uso de desfibriladores”.
Sinceramente
no creo que el Gobierno Vasco haya adoptado esta decisión ahora por que el tema
esté maduro, que sin duda lo está (son muchos los locales públicos que ya
disponen de desfibriladores automáticos), pero no me cabe la dudad de que si no
se ha adoptado en legislaturas anteriores, de uno u otro color político, ha
sido porque se ha encontrado con empleados públicos, funcionarios o políticos
da igual, resistentes al cambio.
Vuelvo
al inicio de este post. No creo que para innovar y mucho menos en la gestión
pública sean necesarias grandes cambios tecnológicos ni grandes inversiones,
sino saber qué nos traemos entre manos, tener los ojos y los oídos abiertos
para conocer qué se está haciendo en otras instituciones estén éstas a 50, 100
o 500 kilómetros, o al otro lado del Atlántico, y lo más importante, no dejar
de escribir, proponer e impulsar aquellos cambios que entendamos que ayudan a
mejorar nuestro entorno cotidiano, para que quien corresponda se vea obligado a
tomar una decisión en un sentido o en otro. Aunque sea dentro de diez años. Aun a riesgo de que se pueda romper
algo.
Certera descripción de una visión de lo que es la Innovación , y , aunque se circunscribe a lo público ( políticos y funcionarios ) también de lo que es el ser humano en otros ámbitos colectivos ( empresa privada , agrupaciones varias ... ).
ResponderEliminarEnhorabuena por aportar valor ...
Por cierto , cuando el paso de alguien por un trabajo , es recordado positivamente muchos años después , quiere decir que dió lo mejor de sí por el objetivo común ; es tu caso ...
Hay mucho trabajo por hacer en la innovación de la administración pública. Simplemente muchos procesos pueden ser revisados para reducir no menos del 50% el tiempo de respuesta. Existe miedo a que se amorticen puestos de trabajo? Gran error. Se crearián más puestos de trabajo y mejor servicio al ciudadano.
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