Aunque había oído que los tiros podían ir por esos
derroteros, fue el pasado 3 de junio cuando me di cuenta de que el tema iba en
serio. Entre noticias “resaca” sobre la final del Athletic y los pitidos al
himno, con el antetítulo “Está en una posición favorable” la edición digital
del diario DEIA publicaba la noticia “Euskaltel anuncia su intención de salir a
bolsa” basada en una nota informativa que acababa de difundir el presidente de
la entidad Alberto García Erauzkin. En dicha nota se destacaba “la posición
"óptima" en la que se encuentra la empresa, con una marca
"fuerte" y una red propia de fibra óptica que no precisa de
inversiones adicionales significativas y da acceso al 85 % de los hogares del
País Vasco”. Un torpedo a la estructura económica del País que me hizo rebotar
la noticia en Facebook con el siguiente comentario: “Otra enseña social que se
pasa al capitalismo. Por favor, cuando salga a bolsa que le cambien el nombre.
El capital no tiene Patria. Que le quiten el Euskal". Mi comentario
también debió pasar inadvertido entre mis amigos ya que ninguno de ellos clicó
el “Me gusta” de rigor.
No pensaba entonces que llegaría a
calificar al asunto de obsceno, pero no me quedó otra calificación al leer las
referencias a este asunto publicadas en “El Correo” el pasado sábado día 20.
Dos noticias ligadas, pero intentando dar un doble sentido. Una de cal y otra
de arena. Por un lado, se publicitaba la voluntad de Kutxabank de retener el
30,1% del capital y las modificaciones estatutarias que los socios habían
decidido introducir para intentar blindar el “arraigo” de la sociedad en
Euskadi, dando la sensación de que nada iba a cambiar en el vínculo de la empresa con este País. Por otro,
con menor alarde tipográfico y menor espacio se titulaba “La compañía dedicará 46,8 millones a premiar a 25 directivos de la
empresa” indicando que el mayor beneficiario sería el presidente que
recibiría 9,2 millones de euros brutos, que se quedarían en 5,1 millones netos
y libres de impuestos. Algo realmente obsceno. El que Kutxabank pretendiese
quedarse con un 30% para ejercer el control sobre Euskaltel, me recordó a la
misma medicina que Mario Fernández pretendía aplicar en relación al control de
las Fundaciones Bancarias de las antiguas Cajas de Ahorros (BBK, Kutxa y Vital)
sobre la propia Kutxabank.
Pero, lo publicado ayer en relación
a las declaraciones efectuadas por el portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka,
sobre este asunto es, también, digno de comentario. Según Josu Erkoreka, el
Gobierno espera que los directivos de la empresa reinviertan sus incentivos
para reforzar el compromiso con el País Vasco y el arraigo (de nuevo la palabra
mágica) de la compañía, y considera que estos incentivos chocan con el modelo
de empresa vasca que defiende el ejecutivo vasco. Una maravillosa declaración que,
además de tardía, como en los problemas de matemáticas resulta necesaria, pero
no es suficiente.
Es necesario, efectivamente, aclarar
ante la ciudadanía que ese no es el modelo de empresa que se creó en 1995 con
la participación del Gobierno Vasco y las Cajas de Ahorros Vascas. Un Gobierno
Vasco que aportó una red de telecomunicaciones en la que había invertido unos
años antes en una operación estratégica de País, de primer orden, diseñada por
el Departamento de Industria dirigido entonces por el Consejero Jon Imanol Azua. Una
operación consistente en enterrar junto a las canalizaciones necesarias para la
distribución del Gas Natural (otra apuesta de País) cuatro tubos dedicados a diversos
usos: red semafórica municipal, comunicaciones del Departamento de Interior,…
Uno de esos tubos fue el que sirvió para la inicial puesta en funcionamiento de
la telefonía fija de Euskaltel. Eso y las ganas de los ciudadanos de este País
en acabar con el monopolio de Telefónica fue la principal vitamina para el
rápido crecimiento de la Entidad tras la consecución de la correspondiente
licencia de operador tras largas negociaciones del Grupo Vasco en el Congreso
con el ejecutivo de José María Aznar. El apoyo al equipo ciclista de la
Fundación Euskadi hizo que el color naranja inundase las carreteras de la las
grandes rondas ciclistas incluida el Tour de Francia y que, en consecuencia, se
estrechase más el vínculo entre la empresa y el País, en su imagen exterior y
en la fidelidad de los miles de clientes. Fidelidad que quedó demostrada (seguro
ya hay más de una tesis universitaria sobre fidelidad de clientes con este
caso) cuando Euskaltel decidió romper con Orange su vínculo para la telefonía
móvil para unirse a Vodafone y la práctica totalidad de los clientes
ratificaron su apuesta por la firma vasca. Esta decisión, no obstante, acabó en
los tribunales con un nefasto coste económico para las arcas de Euskaltel. La
importante cantidad a abonar a Orange hizo que Euskaltel cayese de nuevo en sus
brazos para la telefonía móvil y supuso, junto con otras decisiones, el
principio del fin de lo que se supone que es para el Gobierno Vasco una empresa
vasca modelo.
La empresa decidió desvincularse del
equipo ciclista, nunca más las carreteras se llenarían del color naranja al
paso del pelotón, un presagio de lo que puede ser la relación futura de los
clientes con la empresa. Las Cajas Vascas consumaron su fusión y lo que antes
era posible hacer entre tres (tener la mayoría de las acciones de la sociedad)
era impedido legalmente para la entidad resultante, supuestamente más fuerte.
Una de las consecuencias de la, para mí, nefasta creación de Kutxabank ya
comentada en este blog en los post ¿Dónde
vas Kutxabank? y ¿Kutxabank o
Kutxabask? Esta obligación de venta de parte de las acciones de la entidad
financiera fue aprovechada por el Gobierno de Patxi López, apelando a la
situación de crisis, para vender el paquete de acciones que todavía tenía en su
poder. Ambas entidades dieron con los fondos de inversión Trilantic e Investindustrial para que adquiriesen sus acciones y comenzar así una nueva era. Una
nueva era de conflictos laborales, reducciones de salarios y de plantillas, Una
nueva era que, en lo tecnológico, no ha aportado nada sobresaliente a la
clientela y que sin embargo, está previsto que aporte obscenos beneficios a los
directivos de este negocio, la mayoría de ellos contratados para prestar sus
servicios a una empresa del País y que han resultado ser auténticos colaboracionistas
del mayor y más antidemocrático país del mundo: el capital. Capital que en este
caso, bajo el nombre de International Cable B. V., pretende triplicar su
aportación de hace, escasamente, tres años.
Pero, como decía, la declaración del
Gobierno Vasco, con ser necesaria, no es suficiente. No es suficiente porque,
desde mi punto de vista, el
problema es más serio. Como ciudadano no entiendo por qué nadie ha puesto freno
a esta operación. Tampoco entiendo cómo es posible que nadie se haya enterado de
la operación estando Kutxabank por medio, no olvidemos que las entidades públicas vascas
siguen teniendo poder de representación en su Consejo de Administración. Es más,
creo que después de que ha saltado el escándalo y alguien se ha dado por
enterado y, según parece, se ha echado las manos a la cabeza, convendría saber
si estos supermillonarios directivos de Euskaltel seguirán dirigiendo la
empresa a pesar de no tener ya incentivos que llevarse al bolsillo, o si, por
el contrario, el Gobierno Vasco intercederá ante las instituciones con poder de
representación en el Consejo de Kutxabank para que utilice el poder de su 30% en
pegar un cambio de timón y reconvertir a Euskaltel de nuevo en una empresa modelo.
También sería interesante saber si quienes han confiado en los actuales
directivos de Euskaltel les van a seguir manteniendo en los Consejos de
Administración de otras entidades estratégicas para el País. Pienso que es necesario
ponerse a pensar qué País queremos. Los casos Kutxabank y Euskaltel y sus
consecuencias merecen una reflexión muy seria.
Vi hace
algún tiempo al senador Iñaki Anasagasti haciendo unas declaraciones sobre la
corrupción en las que dijo que el motivo por el que en España había más
corrupción que en Euskadi no era una cuestión de genes, sino de que aquí existían
mayores controles sobre lo público. Pero, parece, que en esto también nos
estamos “internacionalizando”, lo demás no se entiende que el señor Juan Calparsoro,
Fiscal Jefe del País Vasco, se haya dedicado a averiguar por qué un concejal de
Andoain no había cumplido con el pacto para echar a EH Bildu de la alcaldía y no
haya asomado el morro por este asunto. A mí, al menos, me gustaría saber quién
está detrás de International Cable B. V. y cómo se hicieron las valoraciones
que les permitieron entrar en el accionariado de Euskaltel en 2012. ¿Lo
aclarará el Gobierno Vasco? ¿Lo aclararán los Tribunales? Sinceramente, por la
credibilidad del País, preferiría lo primero.
Alberto, he leído que Kutxabank tendrá "derecho a veto" en temas tales como la modificación del domicilio, el nombre de la compañía, el uso de la marca Euskaltel en el País Vasco, el objeto social o la modificación del régimen de toma de decisiones en la junta y el consejo de administración. Digamos, que aún teniendo un porcentaje no mayoritario en la empresa, todavía están en su manos decisiones importantes, entre ellas la de su vinculación "euskal". ¿ no crees que eso mantendrá una de los compromisos, el del arraigo ( la palabra mágica), que tanto han caracterizado a la empresa hasta ahora?
ResponderEliminary.. ¿qué pasa con International Cable B.V:?
ondo izan,
Iñaki, por mucho que nos quieran contar, cuando no se tiene la mayoría (más del 50%) pueden existir serios problemas para controlar el futuro de cualquier cosa. Y más, en una empresa en la que sus directivos han demostrado su arraigo al vil metal y en la que su principal accionista, Kutxabank, no sabe como va a quedar su propia estructura societaria y no tiene despejada la incógnita de si también ella (habría que decir él: el banco) saldrá, o no, a bolsa. Por lo que respecta a International Cable B. V., no pasa nada, solo que alguien debiera aclarar quién está detrás de esta empresa que es tan poderoso como para hacer que ilustres mandatarios de nuestro País quieran que nos traguemos el cuento chino de Euskaltel.
EliminarA partir de ahora, será interesante observar cual será el posicionamiento de la Administración autonómica respecto a las adjudicaciones públicas de operadoras de telefonía e internet. Ese mercado cautivo que durante tantos años ha permitido a Euskaltel mantener su cuenta de resultados seguirá manteniéndose o por el contrario se aplicarán equitativos criterios de servicios y precios
ResponderEliminarAl parecer se inicia "nueva temporada" Euskaltel.
ResponderEliminarLeo con sorpresa, en DEIA de hoy sábado 23 de abril, que el nuevo fondo de inversión diseñado desde el departamento de industria del Gobierno Vasco, ya se orienta a Euskaltel como posible beneficiario (y van ....). Supongo que en esta ocasión se trata de retomar la participación perdida, a un precio exponencial respecto al de la salida anterior, y en beneficio de los actuales accionistas (otros fondos de inversión y equipo directivo).
Que me lo expliquen, por favor, no lo entiendo!!
Supongo que te refieres al DEIA de ayer sábado 25 de marzo y creo que tienes razón. Yo tampoco lo entiendo. Estaría bien si supusiera retomar una política de hacer País en base a apoyar proyectos estratégicos. Pero, en el caso de Euskatel, quedan muchas dudas por aclarar y sólo faltaría que se inyectara dinero público para adquirir una empresa que se malvendió y a la que se malvendió también su principal activo (la red de fibra óptica) provocando que con la inyección su equipo directivo se volviera a forrar con el dinero de todos.
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