“Euskadi puede perder otra gran empresa
con la OPA de Orange sobre Euskaltel”. Este fue el principal
titular de la cabecera del grupo Vocento en Bizkaia en su edición del pasado
sábado día 19. Un titular que envolvía dos grandes paradojas. Por un lado, el
periódico que no tuvo empacho alguno en apropiarse de las rotativas del diario
Euzkadi tras la ocupación franquista de Bilbao trasladaba “su preocupación” por
el futuro del País del mismo nombre. Por otro, Orange podría hacerse con los
clientes de Euskaltel, lo que no pudo conseguir en la guerra comercial que
ambas firmas mantuvieron por la telefonía móvil, cuando los afectados optaron
por la segunda creyendo que estaban apostando por una empresa del País. Ahora,
sin embargo, lo podría hacer mediante el abono a sus accionistas del pertinente
montante económico por su capital. País y capital, dos elementos que se
entienden últimamente muy mal en el ámbito vasco y cuyas consecuencias pueden
ser francamente negativas para una Euzkadi todavía en construcción.
La
noticia del fin de semana provocó un requerimiento de la CNMV que fue
contestado por la operadora francesa a primera hora del lunes mediante un
escrito en el que negaba estar estudiando hacer una OPA por el 100% del capital.
No obstante, incluyó un párrafo en el que afirmaba que “Sin perjuicio de lo anterior, Orange siempre está analizando opciones
para crecer en España” lo que en realidad no aclaraba si tiene, o no, interés
en entrar a formar parte del accionariado. De cualquier modo, la posición de
Orange no pone a salvo el “arraigo” de Euskaltel dada la clarísima voluntad de
Zegona de luchar en el mercado por obtener un paquete de acciones que le haga convertirse
en accionista de referencia sustituyendo en dicho papel a Kutxabank que en la
actualidad ostenta el 21% de su capital, aproximadamente. Sería interesante conocer el
pensamiento real de quienes, cuando esta historia empezó, cuando Euskaltel
salió a bolsa y sus directivos se embolsaron obscenos beneficios, juraban y perjuraban que el arraigo de
empresa en Euzkadi estaba garantizado con el 30% de Kutxabank. Pues bien, la
política desarrollada por esos beneficiados del pelotazo y el Consejo de
Administración en su conjunto ha ido dirigida a convertirse en el “Grupo de telecomunicaciones líder en el
norte de España” eligiendo el intercambio de acciones como modo de pago
para las sucesivas absorciones de la asturiana “Telecable” y la gallega “R”.
Ello ha hecho que la participación de Kutxabank se haya ido diluyendo sucesivamente desde el 30% inicial al actual 21%. Si añadimos las continuas presiones para que
el banco de las antiguas Cajas de Ahorros se siga desprendiendo de sus
participaciones industriales, todo apunta a una próxima pérdida de control
vasco de Euskaltel, lo que la convertiría, tras lo ocurrido con Gamesa e IPT,
integradas a hora en Siemens y Rolls Royce, respectivamente, en la tercera gran
empresa vasca que pasa a control extranjero en los últimos años, aunque sus
sedes sigan estando en Euzkadi. O la cuarta si tenemos en cuenta la anterior
venta de Naturgas. Cuatro empresas vascas que fueron referente de la política
de transformación industrial de Euzkadi en la década de los 90 y, como
consecuencia de ello, fueron creadas, impulsadas y/o financiadas desde los ámbitos
institucionales de este País, están ya,
o pueden estar en breve en manos privadas extranjeras.
Alguien
debería reflexionar y analizar qué es lo que ha ocurrido en los últimos años
para poner remedio a la pérdida de resortes industriales en este País y evitar
la repetición de casos similares. Pero mucho me temo que eso no va a ocurrir
porque ningún partido, ni ninguna institución, se ha planteado realizar el
debate que con carácter de urgencia necesita Euzkadi y, en consecuencia, lejos
de arreglarse el problema tiende a agravarse, a veces con impulso institucional.
Impulso institucional que se refleja en la falta de un sector financiero vasco
coordinado. Reiteradamente en este blog he criticado la fusión de las Cajas
Vascas y la intención de poner en bolsa a Kutxabank, porque ello supondría la
pérdida absoluta de resortes financieros propios para el desarrollo de una
política económica al servicio de los intereses de la sociedad vasca. Pensaba
que este tema había quedado ya zanjado con el relevo de Mario Fernández al frente
de la entidad, pero hace poco más de un mes Gregorio Villalabeitia dejaba la
puerta abierta a la fusión con otro banco. Las instituciones, que controlan las
Fundaciones Bancarias propietarias de Kutxabank, deberían dejar claro que tal
circunstancia no se va a producir, salvo que éstas mismas estén pensando en diluir
su peso en Kutxabank. Sería gravísimo para Euzkadi.
Pero
hay más sectores donde las instituciones pueden y deben intervenir para seguir
manteniendo el País en manos propias. Los modelos urbanísticos y de atracción
turística están haciendo que cada vez más personas de todo tipo y condición sean
críticas con sus resultados. Como muestra este comentario efectuado en el
perfil de Facebook de una amigo a cuenta del cierre de un local comercial en
Bilbao: “¡Qué pena! Yo solía comprar
allí. Nos estamos cargando el comercio local, en el casco viejo se nota mucho,
comercios de toda la vida cierran para abrir gastrobares, franquicias y tiendas
de souvenires. Deberíamos levantarnos del sofá y de internet y empezar a
comprar local, como antes, Si no, Bilbao
perderá lo que le hace especial y será una ciudad más….Al final todas
parecerán iguales…” No deja de ser el comentario de una ciudadana sobre el
cierre de un local, pero los locales hacen ciudad y en Bilbao, precisamente,
cada vez hay más locales estratégicos en manos de unos pocos propietarios. La
proliferación de tiendas del grupo de Amancio Ortega es evidente y cada vez es
mayor la presencia de Fondos de Inversión en el panorama urbanístico de
nuestras grandes ciudades. Franquicias, grandes grupos comerciales y Fondos de
Inversión que pueden determinar el futuro de nuestras ciudades cuando lo
estimen conveniente por su interés económico o político.
Otro
ejemplo de lo anterior lo constituye la intención de la Diputación Foral de
Bizkaia de reagrupar las funciones que se realizan en 19 inmuebles, donde
trabajan 1.090 funcionarios, en un único edificio. Hasta aquí todo de acuerdo,
aunque se haga con 4 legislaturas de retraso. Lo que no se entiende es que el reagrupamiento lo vaya a hacer en un edificio adquirido, curiosamente, unos meses antes por uno de estos
Fondos de Inversión y, menos aún, que acceda a él en régimen de alquiler. Y todo
ello sin que a 27 de octubre pasado exista un expediente administrativo en el
que consten informes de técnicos de la institución foral avalando la idoneidad
de la operación, ni el precio de la misma. Una institución pública, a la que
por definición se le presupone voluntad de permanencia, que señala dificultades
para encontrar edificios donde poder llevar a cabo el necesario reagrupamiento
de parte de su actividad, decide que un tercio de sus empleados en Bilbao
trabajen en un edificio en manos de unos propietarios que utilizan para sus
inversiones el instrumento financiero más voraz que existe en el mercado.
¿Alguien se ha preguntado qué pasará el día que decidan no renovar el alquiler
o aumentar sustancialmente su precio?
A
primeros de diciembre tuve la ocasión de compartir mesa y mantel con un exsenador
nacionalista antiguo militante del Partido Nacionalista Vasco. Comentamos lo
ocurrido a finales de 2017 cuando importantes empresas trasladaron su sede
fuera de Catalunya ante la posibilidad de que se proclamase la República
Catalana y el exsenador opinaba que Euzkadi hoy en día tampoco podría ser independiente ya
que empresas como Petronor o Iberdrola abandonarían el País a primer requerimiento
de Madrid, por lo que para dar ese paso, habría que garantizar con anterioridad que las eventuales pérdidas fiscales por la huida de esas empresas tuviesen el mínimo impacto en los ingresos
de nuestras instituciones. Desde luego, los hechos expuestos en este artículo
no van precisamente en esa dirección sino más bien en la contraria.
Esta
semana ha sido noticia el calendario para transferir al Gobierno Vasco 33 de
las 37 competencias que todavía faltan para cumplimentar en su totalidad lo dispuesto en el Estatuto de Gernika. Además, el Parlamento Vasco sigue trabajando en la tramitación de un Nuevo Estatus
para nuestro País. Espero que ambas cuestiones lleguen a buen puerto y Euzkadi
pueda mejorar su autogobierno. Pero, sobre todo, deseo que ese día sigamos
teniendo un País. Que nadie lo haya vendido antes a intereses ajenos al mismo y
que nadie pueda utilizar su poder económico para hacer
puré un poder político que tanto tiempo y esfuerzo está costando construir.
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