domingo, 12 de abril de 2020

Coronavirus D+1: Km0 + Auzolan


Hace ya un tiempo que iniciamos el confinamiento en el domicilio y algo más desde que el primer caso de coronavirus apareció en Euzkadi. A lo largo de estos días, y prácticamente desde el primero de ellos, hemos visto a cantidad de capitanes del día después despotricando sobre lo mal que lo están haciendo nuestras autoridades. Según ellos, se habían hecho pocos test en relación con otros países como Corea o incluso sobre los que se hacían en otros países europeos, tampoco el material para los sanitarios era el adecuado por una imperdonable falta de previsión. Era necesario llamar a la UME e implantar hospitales de campaña en el BEC siguiendo el “sabio” ejemplo de la primera potencia económica del Estado, Madrid. Cualquier cosa ha servido para hacer leña de Osakidetza y, de paso, atizar al Lehendakari Iñigo Urkullu. Otros aprovechaban el estado de alarma para uniformizar directrices y competencias bajo un mando único. Vamos, para sabios propios y ajenos la gestión vasca era un desastre y todos ellos sabían cómo se podía hacer mejor.


Sin embargo, los días pasan y los resultados ponen a cada uno en su sitio. Parece que lo que todo el mundo sabía, que venía la pandemia, ha pillado a todos o casi todos los países desprevenidos. No me estoy refiriendo a Estados Unidos, al Reino Unido o a Brasil cuyos dirigentes ya habían dado muestras en otros asuntos de ser unos elementos de preocupar. Me estoy refiriendo al conjunto de países europeos y americanos. Los capitanes del día después, los “Tolosa” locales, lo sabían pero los dirigentes políticos mundiales no. Para los que se metían y siguen metiéndose con nuestro Gobierno, el vasco, conviene repasar algunos datos. En estos momentos Euzkadi sigue bajando lugares en el ranking de las Comunidades Autónomas con más casos, al ser superada por la megapotencia económica Madrid, la superavanzada Catalunya y las dos Castillas. Además, en el caso de muertes, también ha sido superada por la Comunidad Valenciana. En el ranking de test por millón de habitantes Euzkadi se sitúa entre los primeros países a nivel mundial y ello teniendo en cuenta la situación del mercado internacional dónde la superpoderosa autoridad única centralizada se ha mostrado bastante poco eficaz en la obtención de test, y material sanitario en general. Pero nuestro Gobierno, el vasco, se inclinó, según parece con gran éxito, por la fabricación en nuestro entorno de test rápidos. No sólo no ha habido que habilitar el BEC, ni llamar a la UME, sino que se optó por utilizar los propios hospitales para ampliar el número de UCIs hasta el punto de poder ofrecer sus servicios a provincias, como Soria, donde por cierto hay desplegado un hospital de campaña de la supereficiente UME, con poca eficacia según parece. Otra cantinela es que la inversión en sanidad se ha ido recortando todos los años y ello a pesar de que cualquier comparación con nuestro entorno más cercano, las Españas, lo desmiente sin ningún lugar a dudas. ¿Se ha hecho todo bien? Seguramente no. ¿Se podía haber hecho mejor? Desde casa y sin ninguna presión, seguro. Pero a nadie con dos dedos de frente se le debiera escapar que en cualquier crisis las decisiones no se adoptan con el manual de todos los días, sino enfrentándose al problema según viene y encarándolo con los medios de los que se dispone en ese momento, con seriedad y redoblando el esfuerzo personal para poderse comer el elefante a cachos, priorizando en cada momento las decisiones, en función de los medios con los que se cuenta, para poder obtener el mejor resultado final. Y la crisis que vivimos no es, sin duda, una crisis normal. Parece que se empieza a ver la luz al final de túnel. Veremos cuando esto acabe el resultado comparado y podremos valorar. No obstante, en mi opinión, Euzkadi a día de hoy está siendo ejemplo de cómo encarar esta crisis. A los datos me remito.

Pero ya tenemos todos interiorizado que tras esta crisis sanitará nos tocará padecer una crisis económica y probablemente social y política. Por ello es necesario sacar conclusiones de cómo nos estamos enfrentando a la crisis sanitaria para poder salir también con éxito del preocupante escenario que se nos avecina. En este sentido creo que habrá dos elementos básicos de los que no podremos prescindir: Km 0 y Auzolan.

Si antes del COVID-19 ya se hablaba de la necesidad de abordar el desarrollo económico desde un punto de vista sostenible recurriendo, entre otros, a elementos de Km0, la crisis que éste ha provocado refuerza esta idea. En estas últimas semanas hemos visto cómo era necesario provocar la fabricación de determinados productos esenciales por empresas de nuestro entorno ante el desabastecimiento global de determinados productos básicos, cambiando en algunos casos líneas de producción. La centralización de las compras no ha mejorado la gestión del problema, por no decir que la ha empeorado. También hemos visto, al menos en Euzkadi, cómo las decisiones sobre el modo de abordar la generación de nuevas camas UCI ante una previsible avalancha de casos, ha sido resuelta con éxito teniendo en cuenta nuestro entramado sanitario y nuestros medios, sin necesidad de tener que acudir a soluciones estándar. En el ámbito económico muchos pequeños empresarios han tenido que modificar los canales de comercialización para dar salida a sus negocios que de otro modo se hubieran vistos abocados al cierre, desde los suministradores de carne para las sidrerías de Gipuzkoa a la cervecera La Salve, pasando por quienes han reconvertido líneas de producto para cubrir necesidades logísticas de esta crisis. También el Gobierno Vasco ha echado mano de Elkargi como elemento Km0 para poder encauzar las solicitudes de ayudas de las pequeñas y medianas empresas de nuestro País. Una pena no poder contar ahora con las Cajas de Ahorros piezas clave en la reconstrucción de Euzkadi en los años 90. Quizás alguien se plantee más pronto que tarde volver a crear este tipo de instrumentos financieros en nuestro entorno o, por qué no, un Banco Público con oficinas abiertas a nuestro entramado económico como modo de encauzar de forma directa, sin intermediaciones privadas, los recursos públicos a las necesidades y necesitados sociales. Quizás también alguien haya aprendido que eso de deslocalizar no va para nada ligado a hacer País y que deberemos plantearnos poder mantener un entramado industrial que permita dar satisfacción a nuestras necesidades básicas en casos de emergencia como el que vivimos en la actualidad. Seguro que a lo largo de los próximos meses surgirán más medidas similares pero las más eficientes vendrán, que a nadie le quepa la menor duda, de nuestro entorno más cercano y ello no por ser mejor ni peores, sino por conocer mejor nuestra realidad y nuestras necesidades.

El otro factor determinante va a ser el Auzolan. Sí, el trabajo colaborativo. El mismo que los profesionales sanitarios, o los de nuestra Ertzaintza, sin disponer de los medios que desearían están llevando cabo para sacar adelante a quienes ha tenido la mala suerte de encontrar al virus en su camino o para evitar que su número aumente. El de cantidad de personas que día a día con un sobre esfuerzo diario hace que nuestros servicios básicos estén cubiertos. El de grupos de voluntarios que se ha ofrecido para colaborar en hacer más fáciles estos días a nuestras personas mayores o personas con dificultades de movilidad en estos tiempos de confinamiento. Este trabajo deberá prolongarse en la sociedad en nuestro futuro próximo si queremos no volver a dejar a nadie atrás en la salida de esta crisis. Serán necesarios los esfuerzos de empresarios y trabajadores remando en la misma dirección Elkarrekin. Este País ha sido y sigue siendo referente en cooperativismo, pero en nuestro futuro próximo va a ser necesaria también una mayor participación de los trabajadores en las decisiones de otro tipo de empresas. No como meros sindicalistas de clase, sino como personas que saben que su futuro, el de sus familias y el de su sociedad está vinculado al éxito de su trabajo. Partiendo de la idea de que quien más conoce de un trabajo es quien lo realiza y que, en consecuencia, su opinión puede ser clave para corregir los errores que puedan estar llevando al conjunto de la empresa por el camino equivocado. Un concepto que Jack Stack expuso en Bilbao en el mes de enero de la mano de Asle y que viene desarrollando con éxíto en Estados Unidos con su método de los “minijuegos”. Desgraciadamente la situación actual no es un juego y por ello debemos redoblar nuestros esfuerzos en los elementos solidarios básicos como los impuestos. Sí los impuestos. Hace unos días un médico cubano al llegar a Italia dijo que solidaridad no es dar lo que a uno le sobra, sino compartir los que se tiene y eso en una sociedad avanzada se hace en base a los impuestos, su equidad y su función redistributiva. Resulta insultante ver cómo grandes instituciones y empresarios se están dedicando estos días a dar donativos para el coronavirus, por los que además obtendrán beneficios fiscales, cuando es conocido su bajísimo nivel de contribución fiscal en relación a los beneficios de mareo que obtienen año tras año de sus empresas y no siempre respetando la dignidad de los trabajadores. Este es un campo donde nuestras instituciones deberán volver a ejercer las facultades que el Concierto Económico y nuestro autogobierno les otorgan pero repensándose seriamente algunos de los beneficios fiscales que ofrecen nuestra normativa, empezando por los tratamientos de las rentas de capital, o el de las rentas irregulares de nuestros multimillonarios deportistas o la más reciente reforma para atraer a gurús de lo financiero a cambio de una tributación inferior a la de muchos que ayer y hoy (sobre todo hoy) se están partiendo la cara en su trabajo para poder sostener a sus familias o salvar vidas. Para quienes hace poco trataban de confiscatorio el impuesto sobre el Patrimonio, decir que en Bizkaia los datos oficiales publicados en relación al ejercicio 2017 señalaban que los que tributaron por este impuesto habían incrementado su Patrimonio con relación al ejercicio anterior en 868.131.754€, mientras que lo que pagaron por este impuesto sólo fue de 80.074.659€, el 9,22%. Como se ha dicho muchas veces este virus no conoce de clases sociales, pero todos en esta sociedad, en Euzkadi, gracias a nuestro autogobierno sabemos que una buena sanidad, educación, seguridad y cultura se pagan con impuestos, no con donativos. Y las medidas económicas que habrá que implementar para ayudar a quienes resulten azotados por la próxima crisis económica, también. Me gustaría que quienes critican la gestión de nuestro Gobierno en la crisis sanitaria y le acusan de no haber previsto los medios suficientes, repensasen antes de volver a hablar si su contribución a esta sociedad, sobre todo la fiscal, se corresponde con su capacidad económica en relación a su entorno más próximo.

El coronavirus pasará, pero el futuro de nuestro País, Euzkadi, dependerá del esfuerzo de cada persona en colaboración con el resto de ciudadanía, asociaciones, empresas e instituciones de autogobierno. Solo de este modo podremos conseguir mejores niveles de salud, trabajo y bienestar para todos. Como en otras ocasiones también ahora lo conseguiremos. Seguro.

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