sábado, 29 de marzo de 2014

La pasta de la canasta


El pasado viernes el Igualatorio Médico Quirúrgico, hoy más conocido como IMQ, anunciaba su renuncia a patrocinar al Bilbao Basket. Según informaban, las cuentas que se les había presentado en relación al fututo de la entidad de baloncesto no garantizaban la viabilidad del proyecto a varios años. Era una noticia que supuso un varapalo impresionante para los jugadores y resto de profesionales de la plantilla de la sociedad anónima deportiva, quienes tras un largo tiempo oyendo múltiples cantos de sirena, decidieron convocar una huelga, que, al menos en estos momentos, desconozco si se va a desconvocar.
La noticia suponía también un revés al acuerdo anunciado a bombo y platillo días antes entre el accionista mayoritario de la entidad, Gorka Arrinda, y el autodenominado “grupo alternativo de gestión” y que, según proclamaron, se había recogido en una servilleta. Una “bonita” manera de recoger los acuerdos sobre el futuro de una entidad que, según algunos medios, tiene una deuda que ronda los 6 millones de euros. Más teniendo en cuenta antecedentes similares de su corta historia.
Conviene recordar las disputas públicas con antiguos patrocinadores, Iurbentia primero y Uxue después, en relación a la duración y cuantía de sus contratos. Contratos de los que, en algún caso, también se habló de que estaban apalabrados. Difícilmente existe discusión sobre plazos y cuantías de algo si estos elementos están adecuadamente recogidos en un contrato firmado por las partes.
Unicamente ha existido normalidad en el club, al menos aparente, cuando éste ha sido patrocinado por las entidades públicas del Territorio: Diputación y Ayuntamiento. Pero este apoyo, como el recibido por otras entidades que compiten en la primera línea de sus respectivos deportes,  se lo llevó por delante la crisis económica, al menos en lo referente a la Diputación Foral de Bizkaia, O eso fue al menos lo que se vendió en el momento más agudo de la crisis para los presupuestos públicos.
La Diputación, en abril del año pasado, anunció la aportación de 5,2 millones a la entidad deportiva, incursa entonces en otra crisis económica. Aunque el acuerdo y la exposición que se hizo de él daría para mucho, no voy a añadir ahora más comentarios que los que publiqué en Facebook al ver la noticia de DEIA al respecto que, además, publicaba la foto que he incluido en este post.
Escribí entonces:
 “Acabo de ver la noticia de que la Diputación va a aportar 5,2 millones para salvar al Bilbao Basket. La foto de Deia es bastante significativa: Arrinda llevándose la mano a la cartera. Supongo que para meter. Dudo mucho que para poner un duro (sí ni cinco pesetas).


Como con los grandes bancos, primero se les da dinero y luego se les pide que hagan un plan de viabilidad para los próximos años.
Primero aportamos todos lo que han dejado a deber ellos, y luego vemos si son capaces de seguir con el negocio. Eso sí, para ellos.”
Más tarde, en enero de este mismo año, fue el Ayuntamiento de Bilbao quien firmó un convenio, por el que aportaba 198.000 euros, garantizando el pago de los salarios a jugadores y cuerpo técnico, incluyendo también diversas cláusulas de compromisos a asumir por la entidad deportiva relacionados con la imagen de Bilbao, cesión de sus jugadores para la promoción del deporte, organización de campus, etc. También reproduzco aquí mis comentarios al respecto.
“Otro error institucional. Antes fue la Diputación y ahora el Ayuntamiento el que adelanta el dinero comprometido.
¿Alguien sabe cuánto dinero ha aportado su máximo accionista a este proyecto? ¿Y cuánto ha sacado?
Me parece que en esta empresa los "hombres de negro" no son precisamente los jugadores.”
Desgraciadamente no me equivoqué con mis comentarios. Lo que me preocupa es que nuestras Instituciones aportasen semejantes cantidades de dinero a una entidad que se veía que no tenía mucho futuro y estaba gobernada por un vendedor. También me preocupa el hecho de que haya tenido que ser una entidad privada la que haya tenido que levantar la alfombra, pedir las cuentas y concluir que ni ella misma, el Igualatorio, puede parar esta sangría. Porque, además ayer mismo, quien fuera presidente de la entidad, JJ Davalillo, criticaba duramente la gestión de Arrinda señalando que el tema “es vergonzoso”  y que “se venía venir de hace varias temporadas”
¿Pero en qué situación se encuentra ahora la entidad?
Si nos atenemos a lo que aparece en su página web: mal, muy mal. Nadie figura en su Consejo de Administración. Aunque, según parece, su Consejero Delegado, el propio Arrinda, sigue en sus funciones. Por lo menos con ese cargo firmó la nota publicada el pasado martes en la que decía que “tal y como se escenificó en una rueda de prensa conjunta el pasado 13 de marzo, he transferido la totalidad de las acciones al club cumpliendo el acuerdo que tenemos entre las partes” y que ”dichas acciones se encuentran en la sede social del club”. La nota concluía invitando “al “grupo alternativo de gestión” a formalizar su entrada en el Consejo de Administración para avanzar en la futura gestión del club”.
            Las cosas se seguían haciendo mal. ¿Es un club un lugar adecuado para depositar las acciones de la entidad? ¿Se puede formalizar la entrada en Consejo de Administración de alguna sociedad sin que su Junta de Accionistas lo refrende? Parece que, según el último comunicado publicado en la web del Club con fecha 28-3-2014 Arrinda ha llegado a un acuerdo para traspasar al "grupo alternativo de gestión" la totalidad de las acciones en su poder, "restando, para su efectiva materialización, el cumplimiento de los consiguientes y pertinentes trámites legales". Mi pregunta es ¡no podían haber empezado por ahí el mismo día 13?
De todos modos no son éstas las únicas dudas que siguen en el aire. Hemos visto en los distintos medios de comunicación quienes componen el “grupo alternativo de gestión”. No conozco a todos, pero entre lo que conozco cuento un empresario con negocios importantes en Bizkaia, un gestor de una empresa constructora a la que accedió tras un breve plazo por la vida pública municipal y una persona cuya participación en la gestión de la sociedad deportiva le supondría una incompatibilidad con su profesión de servidor público. Un grupo heterogéneo al que el pueblo llano calificaría de negociantes, nunca de empresarios o gestores. Es posible que alguno de ellos tenga aldabas, pero ya hemos visto que la primera no ha servido para nada y las públicas esta vez no oyen.
Pero, siguen las preguntas en el aire. ¿Se aprobarán en la próxima Junta General de Accionistas las Cuentas de la Sociedad Anónima Deportiva?¿Se harán cargo los nuevos accionistas, de las deudas y compromisos adquiridos por la entidad bajo el mandato de Arrinda? ¿Tiene suficiente credibilidad para hacerse cargo de la entidad un grupo en el que figura alguna persona que hoy sigue teniendo un cargo de responsabilidad en el club? ¿No tiene ninguna responsabilidad en lo ocurrido?
Me viene a la memoria una de las canciones del grupo Mocedades titulada “El vendedor”. En ella su protagonista decía: “vendo en una cesta el agua y la nieve en una hoguera…”. Nuestro vendedor ha puesto la cesta en este negocio y ha echado a la hoguera bastante dinero público.
No sé en qué acabará esta historia y me gustaría que tuviese un buen final para los intereses de los jugadores y cuerpo técnico, aunque realmente son pocas las esperanzas que tengo en que esto sea así. Supongo que las Instituciones Públicas que han aportado tanto dinero para que su futuro se resolviera habrán empezado a repasar los correspondientes convenios, por si fuera exigible la devolución, de al menos una parte, del dinero entregado y/o responsabilidades por incumplimiento.
Eso espero, al menos. 

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