El pasado viernes el
Igualatorio Médico Quirúrgico, hoy más conocido como IMQ, anunciaba su renuncia
a patrocinar al Bilbao Basket. Según informaban, las cuentas que se les había
presentado en relación al fututo de la entidad de baloncesto no garantizaban la
viabilidad del proyecto a varios años. Era una noticia que supuso un varapalo
impresionante para los jugadores y resto de profesionales de la plantilla de la
sociedad anónima deportiva, quienes tras un largo tiempo oyendo múltiples
cantos de sirena, decidieron convocar una huelga, que, al menos en estos
momentos, desconozco si se va a desconvocar.
La noticia suponía también
un revés al acuerdo anunciado a bombo y platillo días antes entre el accionista
mayoritario de la entidad, Gorka Arrinda, y el autodenominado “grupo
alternativo de gestión” y que, según proclamaron, se había recogido en una servilleta.
Una “bonita” manera de recoger los acuerdos sobre el futuro de una entidad que,
según algunos medios, tiene una deuda que ronda los 6 millones de euros. Más
teniendo en cuenta antecedentes similares de su corta historia.
Conviene recordar las disputas
públicas con antiguos patrocinadores, Iurbentia primero y Uxue después, en
relación a la duración y cuantía de sus contratos. Contratos de los que, en
algún caso, también se habló de que estaban apalabrados. Difícilmente existe
discusión sobre plazos y cuantías de algo si estos elementos están
adecuadamente recogidos en un contrato firmado por las partes.
Unicamente ha existido
normalidad en el club, al menos aparente, cuando éste ha sido patrocinado por
las entidades públicas del Territorio: Diputación y Ayuntamiento. Pero este
apoyo, como el recibido por otras entidades que compiten en la primera línea de
sus respectivos deportes, se lo llevó
por delante la crisis económica, al menos en lo referente a la Diputación Foral
de Bizkaia, O eso fue al menos lo que se vendió en el momento más agudo de la
crisis para los presupuestos públicos.
La Diputación, en abril del
año pasado, anunció la aportación de 5,2 millones a la entidad deportiva,
incursa entonces en otra crisis económica. Aunque el acuerdo y la exposición
que se hizo de él daría para mucho, no voy a añadir ahora más comentarios que
los que publiqué en Facebook al ver la noticia de DEIA al respecto que, además,
publicaba la foto que he incluido en este post.
Escribí entonces:
“Acabo de ver la noticia de que la Diputación
va a aportar 5,2 millones para salvar al Bilbao Basket. La foto de Deia es
bastante significativa: Arrinda llevándose la mano a la cartera. Supongo que
para meter. Dudo mucho que para poner un duro (sí ni cinco pesetas).
Como
con los grandes bancos, primero se les da dinero y luego se les pide que hagan
un plan de viabilidad para los próximos años.
Primero
aportamos todos lo que han dejado a deber ellos, y
luego vemos si son capaces de seguir con el negocio. Eso sí, para ellos.”
Más tarde, en enero de este
mismo año, fue el Ayuntamiento de Bilbao quien firmó un convenio, por el que
aportaba 198.000 euros, garantizando el pago de los salarios a jugadores y
cuerpo técnico, incluyendo también diversas cláusulas de compromisos a asumir
por la entidad deportiva relacionados con la imagen de Bilbao, cesión de sus
jugadores para la promoción del deporte, organización de campus, etc. También
reproduzco aquí mis comentarios al respecto.
“Otro
error institucional. Antes fue la Diputación y ahora el Ayuntamiento el que
adelanta el dinero comprometido.
¿Alguien
sabe cuánto dinero ha aportado su máximo accionista a este proyecto? ¿Y cuánto
ha sacado?
Me
parece que en esta empresa los "hombres de negro" no son precisamente
los jugadores.”
Desgraciadamente no me
equivoqué con mis comentarios. Lo que me preocupa es que nuestras Instituciones
aportasen semejantes cantidades de dinero a una entidad que se veía que no
tenía mucho futuro y estaba gobernada por un vendedor. También me preocupa el
hecho de que haya tenido que ser una entidad privada la que haya tenido que
levantar la alfombra, pedir las cuentas y concluir que ni ella misma, el
Igualatorio, puede parar esta sangría. Porque, además ayer mismo, quien fuera
presidente de la entidad, JJ Davalillo, criticaba duramente la gestión de
Arrinda señalando que el tema “es vergonzoso”
y que “se venía venir de hace varias temporadas”
¿Pero en qué situación se
encuentra ahora la entidad?
Si nos atenemos a lo que
aparece en su página web: mal, muy mal. Nadie figura en su Consejo de
Administración. Aunque, según parece, su Consejero Delegado, el propio Arrinda,
sigue en sus funciones. Por lo menos con ese cargo firmó la nota publicada el pasado
martes en la que decía que “tal y como se escenificó en una rueda de prensa
conjunta el pasado 13 de marzo, he transferido la totalidad de las acciones al
club cumpliendo el acuerdo que tenemos entre las partes” y que ”dichas acciones
se encuentran en la sede social del club”. La nota concluía invitando “al
“grupo alternativo de gestión” a formalizar su entrada en el Consejo de
Administración para avanzar en la futura gestión del club”.
Las
cosas se seguían haciendo mal. ¿Es un club un lugar adecuado para depositar las
acciones de la entidad? ¿Se puede formalizar la entrada en Consejo de
Administración de alguna sociedad sin que su Junta de Accionistas lo refrende?
Parece que, según el último comunicado publicado en la web del Club con fecha 28-3-2014
Arrinda ha llegado a un acuerdo para traspasar al "grupo alternativo de
gestión" la totalidad de las acciones en su poder, "restando, para su
efectiva materialización, el cumplimiento de los consiguientes y pertinentes
trámites legales". Mi pregunta es ¡no podían haber empezado por ahí el
mismo día 13?
De todos modos no son éstas
las únicas dudas que siguen en el aire. Hemos visto en los distintos medios de
comunicación quienes componen el “grupo alternativo de gestión”. No conozco a
todos, pero entre lo que conozco cuento un empresario con negocios importantes
en Bizkaia, un gestor de una empresa constructora a la que accedió tras un
breve plazo por la vida pública municipal y una persona cuya participación en
la gestión de la sociedad deportiva le supondría una incompatibilidad con su
profesión de servidor público. Un grupo heterogéneo al que el pueblo llano
calificaría de negociantes, nunca de empresarios o gestores. Es posible que
alguno de ellos tenga aldabas, pero ya hemos visto que la primera no ha servido
para nada y las públicas esta vez no oyen.
Pero, siguen las preguntas
en el aire. ¿Se aprobarán en la próxima Junta General de Accionistas las
Cuentas de la Sociedad Anónima Deportiva?¿Se harán cargo los nuevos
accionistas, de las deudas y compromisos adquiridos por la entidad bajo el
mandato de Arrinda? ¿Tiene suficiente credibilidad para hacerse cargo de la
entidad un grupo en el que figura alguna persona que hoy sigue teniendo un
cargo de responsabilidad en el club? ¿No tiene ninguna responsabilidad en lo
ocurrido?
Me viene a la memoria una de
las canciones del grupo Mocedades titulada “El vendedor”. En ella su
protagonista decía: “vendo en una cesta el agua y la nieve en una hoguera…”.
Nuestro vendedor ha puesto la cesta en este negocio y ha echado a la hoguera
bastante dinero público.
No sé en qué acabará esta
historia y me gustaría que tuviese un buen final para los intereses de los
jugadores y cuerpo técnico, aunque realmente son pocas las esperanzas que tengo
en que esto sea así. Supongo que las Instituciones Públicas que han aportado
tanto dinero para que su futuro se resolviera habrán empezado a repasar los
correspondientes convenios, por si fuera exigible la devolución, de al menos
una parte, del dinero entregado y/o responsabilidades por incumplimiento.
Eso espero, al menos.
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