miércoles, 22 de junio de 2022

Athletic Club: antidemocrático y clasista

 

            


        No soy socio pero, como un porcentaje altísimo de residentes en Bizkaia, casi la mitad de los vascos y un número muy importante de ciudadanos residentes fuera de nuestras fronteras ya sean estos de Burgos, Madrid, Berlín, socios de las Euskal Etxeak en América o residentes en Asia, Africa u Oceanía, soy de los que cada fin de semana vibro con las andanzas de nuestro querido Athletic, un club que por múltiples circunstancias concentra muchos de los valores que ayudan a resaltar el sentido de pertenencia a Euzkadi y que hacen de él ser reconocido como caso único en el mundo del fútbol. Un mundo cada vez más alejado del deporte y más vinculado a los negocios. Como decía, concentra muchos de los valores de pertenencia a ese Pueblo Vasco del que se nutre deportivamente, pero sin duda le falta uno: la democracia.

            El pasado 23 de mayo la Asamblea General del Athletic Club tomó la decisión de modificar sus estatutos. Una decisión calificada de histórica por muchos de los compromisarios que tomaron la palabra y también por la Junta Directiva saliente que veía cumplida una de las principales propuestas que planteó en su programa electoral. Los argumentos para recibir tal calificación tenían su origen en una serie de cuestiones que se incluían como novedosas en la norma jurídica reguladora del funcionamiento de la entidad. Entre los temas que fueron destacados antes, durante y después de la reunión se encontraban el respeto a su tradicional filosofía deportiva, la protección del nombre de San Mamés como símbolo del club o la considerando la web como canal oficial del club. También se incluyeron cambios para objetivar la actualización de las cuotas, y se avanzó en la participación de los socios en la vida del club posibilitando la presentación de preguntas para ser respondidas en la Asamblea, digitalizando las relaciones de los socios con la entidad y reconociéndose el derecho de las socias y socios a ser consultados sobre asuntos de especial relevancia del Club mediante la convocatoria de referemdums que se canalizarán a través de la Asamblea Plenaria, un nuevo órgano del club que se recoge en el artículo 15 de los nuevos estatutos y a través de la cual se posibilita, sin duda, una mayor democratización del Club. Sin embargo, y esta es la cuestión, esa mayor democratización se queda en un mero espejismo ya que los nuevos estatutos cercenan claramente los derechos democráticos fundamentales de sus socios y socias al limitar su posibilidad de ser dirigentes del club y lo hacen no por cuestiones lógicas de edad, antigüedad en la condición de socio u otras similares, sino porque la imposibilidad está basada en la antidemocrática y clasista condición de disponer de patrimonio con el que avalar.

Es cierto que las últimas directivas han tenido que depositar avales y que el importe a avalar era superior al que se requerirá a partir de la entrada en vigor de los nuevos estatutos. Efectivamente, la obligación de avalar nace en aplicación de la Disposición Adicional Séptima de la Ley del Deporte de 1990 que obligaba a las Directivas de los clubs, que reuniendo las condiciones requeridas decidieron no transformarse en Sociedades Anónimas Deportivas, “a depositar, a favor del Club y ante la Liga Profesional, aval bancario que garantice su responsabilidad y que alcance el quince por cierto de su presupuesto de gasto”. Pero esta disposición normativa quedó modificada a instancia del Partido Nacionalista Vasco que presentó una enmienda a los Presupuesto Generales del Estado de 2022 quedando el tema de los avales para los Clubs no transformados en Sociedad Anónima Deportiva del siguiente modo “Los Estatutos de estos Clubes deberán libremente establecer los requisitos para ser miembro de sus Juntas Directivas, tales como antigüedad, avales, etc.”. Por lo tanto, puesto que los Estatutos de Athletic aprobados el 2 de febrero de 2012 no disponían nada al respecto, a partir del 1 de enero de este año los miembros de las Juntas Directivas del Athletic quedaban exentos de avalar económicamente su gestión, sin que, en ningún caso, quedasen exentos de responsabilidades ante el Club puesto que éstas estaban explícitamente recogidas en el artículo 52 de los Estatutos ahora derogados.

Y esto es, desde mi punto de vista, lo especialmente grave. Que la obligación para los miembros de la Junta Directiva de presentar aval económico se ha recogido en los nuevos estatutos motu propio sin responder a requerimiento de ente, federación o institución ajena al Athletic Club. Ni a ninguna obligación legal al respecto. Simple y llanamente los compromisarios que aprobaron los nuevos estatutos decidieron limitar los derechos de los socios y socias de la institución convirtiendo así al Athletic Club una entidad claramente oligárquica en una sociedad que no lo es. Existen cantidad de empresas e instituciones con presupuestos similares al del Athletic (140,4 millones de euros) sin que se exija a sus dirigentes presentar aval para poder ser elegido. ¿Se imagina alguien que los concejales de cualquier ayuntamiento tuviesen que avalar el 5% del presupuesto que gestionan? Pues resulta que Getxo tiene un presupuesto de 118 MM€, Barakaldo de 123 MM€ y Bilbao supera los 663 millones de euros.

Hace mucho tiempo que la democracia consiste en poder ejercer el sufragio universal en el doble sentido: activo y pasivo, elegir y ser elegido. Y eso en el Athletic Club hoy no es posible para todas las personas que componen su base social. Para tomar posesión quienes resulten elegidos deberán depositar un aval de 7,2 millones de euros a repartir entre los componentes de la Junta Directiva, lo que en números redondos a quienes en estos momentos optan a serlo les supondría unos 400.000€. Una cifra que es 14,6 veces la renta media por declarante por IRPF de 2019 en Bizkaia (27.333€), casi cuatro veces el, siempre criticado desde posiciones populistas, sueldo del Lehendakari (106.778,14€) y que sólo superaron 7.539 personas en Bizkaia en su declaración de Patrimonio de 2019, es decir el equivalente al 17% de la cifra de socios del Athletic (43.425 a 30 de junio de 2021).

Creo sinceramente que para seguir haciendo realidad la estrofa del himno que dice “Herritik sortu zinalako maite zaitu herriak” el Athletic del futuro debe evitar dos cosas: tener personas con actitudes de ricos prematuros en el césped y que su dirección esté perpetuamente en manos exclusivas de ricos.

Aupa Athletic!

Otros temas relacionados:

-       Principios: ¿Algo políticamente incorrecto?

-       Euzkadi, democracia y empresa: AUZOLAN

-       La pasta de la canasta

No hay comentarios:

Publicar un comentario