miércoles, 21 de octubre de 2015

Compromiso y claridad para el Concierto Económico y el Cupo

Los ataques contra el Concierto Económico y el Cupo no cesan. El último actor, por el momento, el Gobierno del Principado de Asturias cuya Consejera de Hacienda y Sector Público, Dolores Carcedo, ha presentado a los grupos parlamentarios un informe de 50 páginas tachando de “claro privilegio financiero ajeno a los principios constitucionales” al sistema de financiación vasco. Ante estos continuos ataques, los tres niveles institucionales vascos Gobierno, Diputaciones y Eudel el pasado día 14 emitieron un manifiesto en defensa del autogobierno y de su sistema de financiación destacando su carácter de pacto bilateral, su solidaridad con las Autonomías más desfavorecidas del Estado, aclarando que el mismo supone la asunción de un riesgo unilateral para la Comunidad Autónoma de Euskadi y haciendo un llamamiento a la responsabilidad y defensa del Concierto.

Desde mi punto de vista, esa defensa del sistema de financiación basado en el Concierto Económico (Convenio en la Comunidad Foral de Navarra) y en el pago de un Cupo requiere de tres líneas de actuación que pongan de manifiesto el compromiso responsable con los ciudadanos que tal sistema implica y clarifiquen su contenido y los flujos financieros que de él se derivan. Esas tres líneas a trabajar serían: la negación del carácter de privilegio al sistema de Concierto Económico, ahondar en la pedagogía sobre este sistema tanto en el Estado como entre la ciudadanía vasca y acabar con la mitificación del 6,24% como  porcentaje de contribución a las cargas generales de Estado.


No comparto de ningún modo las tesis de quienes consideran el Concierto Económico un privilegio. Creo que hay que animar a quienes desde otras Comunidades del Estado así lo estiman a que reclamen para sí dicho sistema de financiación y accedan a la mayoría de edad  institucional. Que dejen de pedir la paga a “papá” Estado y asuman las dificultades de ganarse con su esfuerzo los recursos para la prestación de los servicios que sus respectivos Estatutos de Autonomía recogen. Con el trabajo y la responsabilidad de ser ellos quienes soliciten a sus ciudadanos los impuestos necesarios para financiar los mismos, con la ventaja de una mayor cercanía a la realidad de su entorno en la lucha contra el fraude y con el consiguiente conocimiento de saber lo que cuestan las cosas, no sólo el precio de los servicios, sino los costes de recaudación también. Los económicos y los políticos. Es muy fácil decidir sobre el nivel de gasto y buscar un enemigo externo al que echar la culpa cuando no llega el dinero, sea este el Estado o, como últimamente ocurre, los vascos. Además entiendo que, si no se hace así, lo que está en juego es el propio “Estado de las Autonomías” del café para todos consecuencia de la, en otro tiempo, tan famosa Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA). Si no quieren tener autonomía para establecer y gestionar el sistema tributario y reclaman un sistema de prestaciones similares para los servicios públicos en todas las partes del Estado, ¿alguien me puede explicar para qué quieren tener Autonomía?

Sin embargo, es claro que el sistema de Concierto Económico es un gran desconocido. En el Estado y también en los Territorios Forales. De lo contrario, ni se hubiesen producido los ataques que se han producido, ni se hubiesen dicho ni escrito las barbaridades que se escuchado y leído en este último mes. No es de recibo que la Presidencia de una Comunidad Autónoma diga que hay modular el cupo porque “están recibiendo más fondos que otras comunidades autónomas para el pago de los servicios públicos”. Tampoco lo es que el máximo representante de un partido estatal en otra Comunidad Autónoma hable de “cupo sí, cuponazo no”. No se recibe mucho (en castellano el sufijo –azo tiene dos acepciones principales, aumentativo o despectivo, entiendo que el ocurrente emisor se refería a la primera). Para ser exactos, no se recibe nada. Se paga. Y se paga puntualmente de acuerdo con una normativa acordada por ambas partes que en estos momentos se encuentra prorrogada, precisamente, por falta de acuerdo.

En Euskadi también se han dicho y escrito barbaridades. Desde políticos que han reprochado al Estado un incumplimiento por no gastar en Euskadi el 6,24% que se paga por competencias no asumidas (lo siento, pero a mí no me gusta ni el 6,24 ni el 1% del gasto en ejército y monarquía, no me gustan nada), a lo escrito en determinado periódico que este último sábado publicaba, tergiversando unas palabras del Lehendakari, que “el Ejecutivo vasco cumple anualmente con la aportación a los Presupuestos Generales del Estado del 6,24% del PIB español que marca, hoy por hoy, el Cupo…”. Una burrada en toda regla sólo explicable por tener que hablar de lo que no se conoce.

Parece que el ejecutivo vasco pretende acabar con este desconocimiento y tiene la intención de incrementar en los próximos meses los esfuerzos por divulgar su contenido en otras Comunidades Autónomas e, incluso, en el ámbito internacional: una buena noticia. Creo que esta labor divulgativa corresponde a todos, y en este sentido es interesante reconocer como un buen ejemplo el trabajo publicado el pasado domingo por el periódico “Berria”. Pero, desde luego, el mayor peso corresponde a las Instituciones que quizás debieran incluir el conocimiento del Concierto Económico y del Cupo dentro del curriculim educativo en una etapa previa a la universitaria y, sin lugar a dudas, debieran repetir con mayor asiduidad campañas divulgativas enfocadas a escolares y al gran público como la realizada en 2001 por la “Asociación para la promoción y difusión del Concierto Económico. Ad Concordiam” en colaboración con la Diputación Foral de Bizkaia (cuya imagen ilustra este artículo). Su lema “500 años de Hacienda Foral” ponía bien a las claras la experiencia de las Instituciones Forales en la gestión de los dineros públicos.

Dejo para el final el sacrosanto 6,24%. Un índice de imputación que se debiera determinar básicamente en función de la renta de los Territorios Históricos en relación con el Estado. Pero que, básicamente, se determina por un acuerdo político que me atrevería de calificar de miedoso, ya que ambas partes parecen temerosas de que su variación pueda ser tomada como una victoria de la parte contraria. Si lo hiciera al alza parecería que el Estado hubiera triunfado en la negociación y si fuera al revés en el Estado habría quien lo vendiese como otra cesión a los vascos. En consecuencia, solución salomónica: todo sigue igual. Igual de mal. Creo que es hora de que ambas partes asuman que, efectivamente, el Cupo supone una contribución al pago de las competencias no asumidas por la Comunidad Autónoma y que esa contribución debiera hacerse en función de la renta de los Territorios Históricos en relación con el Estado y, en consecuencia, variar con el tiempo. Es hora ya de que se asuman las estadísticas oficiales y se actúe en consecuencia con las pertinentes liquidaciones, también de este concepto, si hubiese diferencias entre el índice previsto y las mediciones del resultado real. En mi opinión aportaría mayor claridad al sistema y se dejaría de hablar de si es mucho o poco para pasar a decir que es lo que es.


En resumen, los ataques al Concierto Económico requieren de un nuevo compromiso de todos en su defensa y un esfuerzo por clarificar y divulgar su contenido. Para defenderlo. Para que en el Estado puedan verlo mejor. Mientras respeten el pacto. Mientras sigamos teniendo paciencia para seguir en este Estado.

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