Los ataques contra el Concierto Económico y el Cupo
no cesan. El último actor, por el momento, el Gobierno del Principado de
Asturias cuya Consejera de Hacienda y Sector Público, Dolores Carcedo, ha
presentado a los grupos parlamentarios un informe de 50 páginas tachando de “claro privilegio financiero ajeno a los
principios constitucionales” al sistema de financiación vasco. Ante estos
continuos ataques, los tres niveles institucionales vascos Gobierno, Diputaciones
y Eudel el pasado día 14 emitieron un manifiesto en defensa del autogobierno y
de su sistema de financiación destacando su carácter de pacto bilateral, su solidaridad
con las Autonomías más desfavorecidas del Estado, aclarando que el mismo supone
la asunción de un riesgo unilateral para la Comunidad Autónoma de Euskadi y
haciendo un llamamiento a la responsabilidad y defensa del Concierto.
Desde mi punto de vista, esa defensa del sistema de
financiación basado en el Concierto Económico (Convenio en la Comunidad Foral
de Navarra) y en el pago de un Cupo requiere de tres líneas de actuación que
pongan de manifiesto el compromiso responsable con los ciudadanos que tal
sistema implica y clarifiquen su contenido y los flujos financieros que de él
se derivan. Esas tres líneas a trabajar serían: la negación del carácter de privilegio
al sistema de Concierto Económico, ahondar en la pedagogía sobre este sistema
tanto en el Estado como entre la ciudadanía vasca y acabar con la mitificación
del 6,24% como porcentaje de
contribución a las cargas generales de Estado.
No comparto de ningún modo las tesis de quienes
consideran el Concierto Económico un privilegio. Creo que hay que animar a
quienes desde otras Comunidades del Estado así lo estiman a que reclamen para
sí dicho sistema de financiación y accedan a la mayoría de edad institucional. Que dejen de pedir la paga a
“papá” Estado y asuman las dificultades de ganarse con su esfuerzo los recursos
para la prestación de los servicios que sus respectivos Estatutos de Autonomía
recogen. Con el trabajo y la responsabilidad de ser ellos quienes soliciten a
sus ciudadanos los impuestos necesarios para financiar los mismos, con la
ventaja de una mayor cercanía a la realidad de su entorno en la lucha contra el
fraude y con el consiguiente conocimiento de saber lo que cuestan las cosas, no
sólo el precio de los servicios, sino los costes de recaudación también. Los
económicos y los políticos. Es muy fácil decidir sobre el nivel de gasto y
buscar un enemigo externo al que echar la culpa cuando no llega el dinero, sea
este el Estado o, como últimamente ocurre, los vascos. Además entiendo que, si
no se hace así, lo que está en juego es el propio “Estado de las Autonomías”
del café para todos consecuencia de la, en otro tiempo, tan famosa Ley Orgánica
de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA). Si no quieren tener autonomía
para establecer y gestionar el sistema tributario y reclaman un sistema de
prestaciones similares para los servicios públicos en todas las partes del Estado,
¿alguien me puede explicar para qué quieren tener Autonomía?
Sin embargo, es claro que el sistema de Concierto
Económico es un gran desconocido. En el Estado y también en los Territorios
Forales. De lo contrario, ni se hubiesen producido los ataques que se han
producido, ni se hubiesen dicho ni escrito las barbaridades que se escuchado y
leído en este último mes. No es de recibo que la Presidencia de una Comunidad
Autónoma diga que hay modular el cupo porque “están recibiendo más fondos que otras comunidades autónomas para el
pago de los servicios públicos”. Tampoco lo es que el máximo representante
de un partido estatal en otra Comunidad Autónoma hable de “cupo sí, cuponazo no”. No se recibe mucho (en castellano el sufijo
–azo tiene dos acepciones principales, aumentativo o despectivo, entiendo que
el ocurrente emisor se refería a la primera). Para ser exactos, no se recibe
nada. Se paga. Y se paga puntualmente de acuerdo con una normativa acordada por
ambas partes que en estos momentos se encuentra prorrogada, precisamente, por
falta de acuerdo.
En Euskadi también se han dicho y escrito
barbaridades. Desde políticos que han reprochado al Estado un incumplimiento
por no gastar en Euskadi el 6,24% que se paga por competencias no asumidas (lo
siento, pero a mí no me gusta ni el 6,24 ni el 1% del gasto en ejército y
monarquía, no me gustan nada), a lo escrito en determinado periódico que este
último sábado publicaba, tergiversando unas palabras del Lehendakari, que “el Ejecutivo vasco cumple anualmente con la
aportación a los Presupuestos Generales del Estado del 6,24% del PIB español que
marca, hoy por hoy, el Cupo…”. Una burrada en toda regla sólo explicable
por tener que hablar de lo que no se conoce.
Parece que el ejecutivo vasco pretende acabar con
este desconocimiento y tiene la intención de incrementar en los próximos meses
los esfuerzos por divulgar su contenido en otras Comunidades Autónomas e, incluso,
en el ámbito internacional: una buena noticia. Creo que esta labor divulgativa
corresponde a todos, y en este sentido es interesante reconocer como un buen
ejemplo el trabajo publicado el pasado domingo por el periódico “Berria”. Pero,
desde luego, el mayor peso corresponde a las Instituciones que quizás debieran
incluir el conocimiento del Concierto Económico y del Cupo dentro del
curriculim educativo en una etapa previa a la universitaria y, sin lugar a
dudas, debieran repetir con mayor asiduidad campañas divulgativas enfocadas a
escolares y al gran público como la realizada en 2001 por la “Asociación para
la promoción y difusión del Concierto Económico. Ad Concordiam” en colaboración
con la Diputación Foral de Bizkaia (cuya imagen ilustra este artículo). Su lema
“500 años de Hacienda Foral” ponía
bien a las claras la experiencia de las Instituciones Forales en la gestión de los
dineros públicos.
Dejo para el final el sacrosanto 6,24%. Un índice de
imputación que se debiera determinar básicamente en función de la renta de los
Territorios Históricos en relación con el Estado. Pero que, básicamente, se
determina por un acuerdo político que me atrevería de calificar de miedoso, ya
que ambas partes parecen temerosas de que su variación pueda ser tomada como
una victoria de la parte contraria. Si lo hiciera al alza parecería que el Estado
hubiera triunfado en la negociación y si fuera al revés en el Estado habría
quien lo vendiese como otra cesión a los vascos. En consecuencia, solución
salomónica: todo sigue igual. Igual de mal. Creo que es hora de que ambas partes
asuman que, efectivamente, el Cupo supone una contribución al pago de las
competencias no asumidas por la Comunidad Autónoma y que esa contribución
debiera hacerse en función de la renta de los Territorios Históricos en
relación con el Estado y, en consecuencia, variar con el tiempo. Es hora ya de
que se asuman las estadísticas oficiales y se actúe en consecuencia con las
pertinentes liquidaciones, también de este concepto, si hubiese diferencias
entre el índice previsto y las mediciones del resultado real. En mi opinión
aportaría mayor claridad al sistema y se dejaría de hablar de si es mucho o
poco para pasar a decir que es lo que es.
En resumen, los ataques al Concierto Económico
requieren de un nuevo compromiso de todos en su defensa y un esfuerzo por
clarificar y divulgar su contenido. Para defenderlo. Para que en el Estado puedan verlo mejor. Mientras respeten el pacto. Mientras sigamos teniendo
paciencia para seguir en este Estado.
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