viernes, 8 de abril de 2016

Sus Señorias los Empresarios


Soy funcionario, y durante varios años estuve en la gestión política, como Concejal en Getxo primero y más tarde como Director General en la Diputación Foral de Bizkaia. He dedicado prácticamente toda mi vida laboral a dos profesiones que suelen ser puestas en entredicho por gran parte de la ciudadanía. Es probable que al decir la palabra funcionario lo primero que venga a la mente, todavía, sea la imagen de un señor detrás de un mostrador recogiendo unos papeles, muchas veces considerados innecesarios, para poder así realizar algún trámite burocrático cuyos plazos de resolución son más largos de lo que pensamos que debieran durar. Nos olvidamos entonces de que para que la sanidad, la educación, la seguridad, hacienda pública o el sistema judicial funcionen de manera adecuada es necesario un número muy importante de personas, la mayoría con status de funcionario o asimilado, cuyo trabajo ayuda a sostener nuestro sistema de bienestar y posibilita que nuestra vida se desarrollen dentro de unos niveles de calidad desconocidos en otras partes del mundo. Personas que tienen derecho a que se respete su régimen laboral Igual que el resto de los ciudadanos para los que trabajan a cambio de sus impuestos.

            No pretendo con este artículo reivindicar ninguna mejora de tipo corporativo, sino salir al paso de las críticas de Confebask en relación a la decisión del Gobierno Vasco de restituir al personal a su servicio la jornada laboral de 35 horas semanales que disfrutaba antes del inicio de la crisis. Una crítica efectuada hace ya más de dos meses, pero sobre la que quiero dejar constancia de mi opinión en este foro tras comprobar que, ni antes ni después de esta crítica sus señorías los empresarios ha manifestado opinión contraria alguna sobre situaciones que yo calificaría, al menos, como de poco éticas y que de manera directa o indirecta afectan también a los intereses públicos, por cuanto afecta a sus ingresos.