
No pensaba entonces que llegaría a
calificar al asunto de obsceno, pero no me quedó otra calificación al leer las
referencias a este asunto publicadas en “El Correo” el pasado sábado día 20.
Dos noticias ligadas, pero intentando dar un doble sentido. Una de cal y otra
de arena. Por un lado, se publicitaba la voluntad de Kutxabank de retener el
30,1% del capital y las modificaciones estatutarias que los socios habían
decidido introducir para intentar blindar el “arraigo” de la sociedad en
Euskadi, dando la sensación de que nada iba a cambiar en el vínculo de la empresa con este País. Por otro,
con menor alarde tipográfico y menor espacio se titulaba “La compañía dedicará 46,8 millones a premiar a 25 directivos de la
empresa” indicando que el mayor beneficiario sería el presidente que
recibiría 9,2 millones de euros brutos, que se quedarían en 5,1 millones netos
y libres de impuestos. Algo realmente obsceno. El que Kutxabank pretendiese
quedarse con un 30% para ejercer el control sobre Euskaltel, me recordó a la
misma medicina que Mario Fernández pretendía aplicar en relación al control de
las Fundaciones Bancarias de las antiguas Cajas de Ahorros (BBK, Kutxa y Vital)
sobre la propia Kutxabank.