viernes, 30 de enero de 2015

Innovación y Gestión Pública


El tema de la innovación es, ciertamente, un tema recurrente en cualquier foro profesional y también, lógicamente, en los de quienes nos dedicamos a la gestión pública. ¿Qué es innovación? ¿Cuáles son las condiciones que se deben dar para innovar?, ¿Cuál es el precio de la innovación? ¿Y el de la no innovación? Estas y otras preguntas son objeto de reflexión cotidiana en muchos espacios de encuentro y contraste de ideas. Para mí, como ya expuse en uno de estos debates abierto en el grupo de Innobasque de Linkedin, la innovación no es más que una actitud permanentemente positiva a la implantación de pequeños cambios que generan valor. Para innovar, en muchos casos, no se necesitan ni grandes cambios tecnológicos ni grandes inversiones, sólo tener los ojos abiertos y ganas de mejorar nuestro entorno cotidiano.

            Esto es precisamente a lo que nos dedicamos muchos profesionales en el ámbito de la gestión pública. Profesionales de todo tipo, funcionarios en sentido amplio o políticos. No me cabe duda de que en todos estos grupos de personas, y en cualquiera en los que se quiera dividir a quienes trabajamos dentro de la Administración Pública existen miembros en actitud permanente de innovar, de mejorar su entorno de trabajo y de hacerlo porque con ello se mejoran las prestaciones de los servicios a los ciudadanos que es, en definitiva, para lo que nos han contratado a través de sus contribuciones al erario público.